"Yo os restituiré
los años que comió la langosta" (Joel 2:25). La Nueva Versión Americana
Estándar dice: "Voy a compensarte por los años. . . comido”
¡Esta promesa es increíble! ¡Nosotros queremos recuperar
esos años perdidos cuando no lo seguíamos a Él, reparar todo daño y pagarle!
Pero Él dice, "¡Error! No me puedes pagar ni por una hora desperdiciada. ¡Ahora
anda delante de mí en justicia y conviértete de tus pecados, y Yo te compensaré
por todas las pérdidas sean tuyas, de tu familia o la mía!"
A los pecadores arrepentidos, el Señor declara: "No
temas... alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas" (Joel 2:21).
Usted no tiene por qué avergonzarse de sus años perdidos. Dios va a quitar ese
malvado ejército y usted va a comer y estar satisfecho. Nunca más será
avergonzado (ver Joel 2:19-20, 26-27).
Usted nació para Sus propósitos eternos, Él planeó para
usted una vida de satisfacción, alegría y utilidad en su Reino. Pero, entonces
entró el pecado, y el plan de Dios para su vida se interrumpió; el devorador se
hizo presente y muchos años fueron en vano, perdidos.
Pero ahora, en Cristo,
¡todo es nuevo!, ¡incluso el calendario! El Señor se
remonta hasta el día en que la langosta vino, y Él quita todos esos años
perdidos y empieza a contar de nuevo desde el momento en que se arrepiente. Todas
esas bendiciones que usted no logró ver, fueron almacenadas. Toda la alegría,
la paz, la revelación y la utilidad que usted pensó estaban muertas y se habían
ido para siempre, en realidad fueron guardadas por el Señor.
En el infierno, el condenado puede ser atormentado con
una visión de lo que la vida podría haber sido. Algunos pueden ver lo que
perdieron. Pero esto no es así para los arrepentidos. Todo será restaurado.
Ellos no tendrán que decir nunca más: "Oh, lo que perdí. Lo que podría
haber sido. Dios tenía mucho para mí, pero metí la pata". ¡No! Dios puede
restaurar todas las bendiciones perdidas.
El Señor quiere derramar sobre nosotros todas las
bendiciones y alegrías en Él, todo lo que nosotros habíamos perdimos antes. Sin
embargo, Él no lo hace todo de un solo golpe. ¡Es un flujo desbordante! "Y
las eras se llenarán de trigo, y los lagares rebosarán de vino y aceite"
(Joel 2:24).
Hay tal poder en el arrepentimiento, que trae de vuelta
para nosotros todo lo que el pulgón había destruido. ¡Dios resucita todo!
DAVID WILKERSON - (Devocional Diario “ORACIONES”)