“Doy gracias
a Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se
divulga por todo el mundo.” Rom 1:8
Una cosa sabemos del apóstol Pablo: Tenía un
corazón agradecido. En casi cada una de sus epístolas, Pablo expresó gratitud
por las personas que recibían su mensaje. Aunque sabía que cada iglesia
necesitaba corrección, no solo envió instrucción; también envió un mensaje de
gratitud. Siempre pudo ver que se cumplían los propósitos de Dios. Pablo
expresó lo que está en el corazón de todos los verdaderos siervos de Dios: “Una
actitud agradecida”.
Lamentablemente, algunos van por la vida
destacando lo negativo. Se niegan a ser agradecidos por lo bueno que Dios está
haciendo en la vida de otra persona. Si no les está sucediendo a ellos,
entonces piensan que es malo. Pablo no expresó su gratitud diciendo: “Estoy muy
agradecido por lo que Dios ha hecho por mí”. Más bien dijo: “Doy gracias a Dios
por ustedes”. Él sentía tanto gozo por el éxito de otra persona como del suyo
propio. Que lo mismo pueda decirse también de usted.


