"...El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he
de atemorizarme?" Salmos 27:1
Si alguna vez has
empacado y te has mudado de casa, recordarás haber dicho "¡Esta es la
última vez que me mudo!". Ahora entiendes cómo se sintió Josué al
trasladar a casi dos millones de personas -a pie- a una nueva patria. Dios le
dijo a Josué dos cosas:
1) "Esfuérzate y sé muy valiente..." (Josué 1:7) ¿Por qué? Porque sus
enemigos iban a atacarle y su propio pueblo iba a ser muy demandante con él.
¿De dónde sacas la valentía? De estas palabras: "...El Señor es la
fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?". La palabra
"fortaleza" significa que estás a salvo, rodeado por los fuertes
brazos de Dios. O sea, que nada puede llegar a ti sin que haya pasado primero
por Él. Víctor Hugo escribió: "Ten valor para sobrellevar las grandes
penas de la vida y paciencia para las pequeñas. Y cuando acabes los quehaceres
diarios, ve a dormir en paz. Dios sigue despierto".
2) "...No te dejaré ni te abandonaré" (Josué 1:5
NVI).
¿Quién sino Dios podría hacer y cumplir semejante promesa? ¡Pues la cumplió!
"...El Señor les entregó a los israelitas todo el territorio que había
prometido darles a sus antepasados; y [se establecieron] allí. El Señor les dio
descanso en todo el territorio, cumpliendo así la promesa hecha años atrás a
sus antepasados. Ninguno de sus enemigos pudo hacer frente a los israelitas,
pues el Señor [los] entregó en sus manos... Y ni una sola de las buenas promesas
del Señor a favor de Israel dejó de cumplirse, sino que cada una se
cumplió..." (Josué 21:43-45 NVI). ¡Su Dios es también tu Dios!
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén no descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


