"Bienaventurado el que piensa en el
pobre; en el día malo lo librará Jehová." Salmo 41:1
Pensar
en los pobres y guardarlos en nuestros corazones es el deber de todo cristiano;
pues Jesús puso a los pobres con nosotros y cerca de nosotros cuando dijo:
"Siempre tendréis pobres con vosotros."
Muchos dan
su dinero a los pobres con prisa, sin pensar; y muchos más no dan absolutamente
nada. Esta preciosa promesa pertenece a aquellos que "piensan" en los
pobres, que analizan su caso, diseñan planes para su beneficio, y los
implementan consideradamente. Podemos hacer más otorgándoles cuidados que
dinero en efectivo, y mucho más todavía si juntáramos ambas cosas. El Señor promete Su propia consideración en
tiempos de zozobra para aquellos que piensen en los pobres. Él nos sacará
del problema si ayudamos a otros cuando se encuentran en problemas.
Habremos
de recibir una ayuda providencial singular si el Señor ve que procuramos
proveer a otros. Hemos de enfrentar tiempos de turbación, sin importar cuán
generosos podamos ser; pero si somos caritativos, podemos presentar un
argumento para una liberación peculiar, y el Señor no negará Su propia palabra
y compromiso. Quienes son miserables tacaños se ayudan a sí mismos, pero el
Señor ayudará a los creyentes que son considerados y generosos. Como hubieren
hecho con los demás, así hará el Señor con ustedes. Vacíen sus bolsillos.
CHARLES SPURGEON - (Devocional
"MEDITACIÓN DE HOY")


