“Corred de
tal manera que lo obtengáis.” 1 Corintios 9:24
Como yo era un deportista cuando niño, jugué
en varios equipos en diversos programas deportivos. Recuerdo a muchos muchachos
con poca o ninguna capacidad deportiva que trataban de formar parte de aquellos
equipos. Una que otra vez, a un entrenador le daba pena con algún muchacho así
y lo ponía en el equipo a pesar de su actuación. Le daba al muchacho un
uniforme para hacerle sentir que era parte del equipo aunque no permitiera que
el muchacho participara en el juego.
Afortunadamente, es todo lo contrario en la
vida cristiana. El Señor no nos pone en
el equipo solo para que nos sentemos en el banco. Tiene el propósito de
enviarnos al juego. Es su gracia la que nos llama a la salvación, y es su
voluntad la que nos envía al mundo para dar testimonio de Él.
Todos somos como el muchacho que no tenía
habilidad. Dios nos pone misericordiosamente en el equipo, no debido a nuestra
habilidad, sino simplemente por su gracia soberana. Y Él nos da la capacidad
para participar en el juego. Así que entre en el juego y dé gracias por el
santo privilegio de servir a Jesucristo.
JOHN MACARTHUR -
(Devocional "LA VERDAD PARA HOY")


