Un bocado de anticipo es un adelanto del sabor real. La
Biblia lo llama arras -“Es las arras de nuestra herencia”- (Efesios 1:14).
Significa que nos dan a probar un bocado antes de que venga todo el festín. Nuestra
herencia es Cristo mismo y el Espíritu Santo nos trae a su propia presencia
como un anticipo de sabor a lo que será ser recibido como su novia, disfrutando
de un amor y una comunión eterna con él.
Pablo describe a unas personas de Dios que están
“sellados con el Espíritu Santo” (Efesios 1:13). Esto se refiere a personas
especialmente marcadas por el trabajo del Espíritu Santo. El Espíritu Santo ha
producido en ellos una marca distintiva, un trabajo interior glorioso -algo
sobrenatural que los ha cambiado para siempre-.
Ya no son creyentes ordinarios. Ya no son más “de este
mundo” desde que han colocado sus afectos en cosas de arriba, y no en las de
esta tierra. No son movidos por los eventos mundiales. En lugar de eso, son
inamovibles. Ya no son tibios ni a medias ganas. En lugar de eso, sus corazones
claman día y noche, “Ven pronto, Señor Jesús…”
¿Qué sucedió en ellos? ¿Qué hizo el Espíritu Santo en
estos creyentes? ¿Qué los marcó y los selló para siempre como propiedad del
Señor? Simplemente esto: ¡El Espíritu Santo les dio un bocado de la gloria de
su presencia! El vino a ellos, les abrió el cielo –¡y ellos experimentaron una
manifestación sobrenatural de su grandeza sublime! El nos da “un poquito de
cielo” para llegar al cielo con eso– para afilar nuestro apetito.
¿Qué clase de novia usted cree que el Espíritu Santo le
presentará a Jesucristo en ese día de revelación? ¿Una que está sin mucho
ánimo? ¿Una cuyo amor es tibio o frío? ¿Una que no es devota a Jesús? ¿Una que
no quiere intimidad con Cristo?
Si usted verdaderamente ama a Cristo, él nunca está fuera
de la mente suya. El está presente en cada momento que usted esté despierto.
Algunos cristianos piensan, “Eso sucederá después de que yo muera. Cuando
llegue al cielo, todo cambiará. Yo seré la novia especial del Señor recién
entonces”. No, ¡la muerte no santifica a nadie! El Espíritu Santo está aquí hoy
día. El está vivo y trabajando dentro de usted ¡para producir un amor
apasionado por Cristo en este lado de nuestra muerte!
Romanos 8:26 describe uno de los trabajos más poderosos
del Espíritu Santo en el corazón del creyente. “Y de igual manera el Espíritu
nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo
sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”
La palabra traducida como “gemidos” en el griego
significa “un anhelo” -un deseo vivo de tener más de Cristo-. Usted puede
anhelar tanto a Cristo, que usted puede sentarse en su presencia y nada saldrá
de la boca suya sino un gemido profundo -algo que no puede ser pronunciado-.
Dice, “Jesús, tú eres la única felicidad en este mundo. Yo he probado y he
visto que tú eres bueno y quiero todo de ti.”
Esta es la marca de aquél que está caminando en el
Espíritu. El tiene un apetito insaciable por Jesús. Como Pablo, ¡ésta persona
está ansiosa de partir y estar con el Señor!
DAVID WILKERSON - (Devocional Diario “ORACIONES”)