“Por la fe Abraham,
cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas
ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada
descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los
muertos.” Hebreos 11:17-19
La obediencia de Abraham requirió una gran fe. Estuvo
dispuesto a obedecer a Dios porque creía que Dios podía resucitar a los
muertos, aunque nunca había visto que los muertos resucitaran. Creía que Dios
era tan fiel a su Palabra y a su carácter que, si hacía una promesa,
resucitaría aun a los muertos para cumplirla. ¿Es acaso asombroso que sea el ejemplo humano más grande de fe?
El apóstol Pablo también comentó sobre la fe de Abraham:
“Los que son de fe, éstos son hijos de Abraham... Los de la fe son bendecidos
con el creyente Abraham” (Gál. 3:7, 9). Cualquiera que vive por la fe en Dios
es en un sentido espiritual hijo de Abraham. Él es el padre de los fieles. La
historia de Abraham nos dice que un hombre puede pasar por la más severa prueba
de la vida imaginable si confía en Dios, creyendo que cumplirá su promesa y
logrará sus propósitos sin cometer un error.
JOHN MACARTHUR
- (Devocional "LA
VERDAD PARA HOY")