"En cuanto a mí,
veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu
semejanza." Salmo 17:15
La porción de otros hombres llena sus cuerpos, y
enriquece a sus hijos, pero la porción del creyente es de otro tipo. Los
hombres del mundo tienen su tesoro en este mundo, pero los hombres del mundo
venidero miran más alto y más lejos. Nuestra posesión tiene dos facetas.
Tenemos la presencia de Dios aquí y Su semejanza en el más allá. Aquí vemos el
rostro del Señor en justicia, pues somos justificados en Cristo Jesús. ¡Oh, el gozo de contemplar la faz de un
Dios reconciliado! La gloria de Dios en el rostro de Jesucristo nos trae el
cielo aquí abajo, y será para nosotros el cielo del cielo arriba.
Pero no termina con mirar: hemos de ser transformados en
aquello que miramos. Dormiremos un poco y luego despertaremos para convertirnos
en espejos que reflejan las bellezas de nuestro Señor. La fe ve a Dios con una
mirada transformadora. El corazón recibe la imagen de Jesús en sus propias
profundidades, hasta que el carácter de Jesús es grabado en el alma. Esto es
satisfacción. Ver a Dios y ser semejante a Él, ¿qué más podría desear? La plena
confianza de David se convierte aquí, por el Espíritu Santo, en una promesa del
Señor. Yo la creo. La espero. Señor, concédemela. Amén.
CHARLES SPURGEON - (Devocional "MEDITACIÓN DE HOY")