"Moisés le dijo al Señor."
Éxodo 33:12
A lo largo del libro de Éxodo se repiten estas dos
declaraciones: "El Señor le dijo a Moisés" y "Moisés le dijo al
pueblo". De aquí sacamos una importante lección. Hasta que no hayas
escuchado a Dios, ¿qué mensaje que merezca la pena les vas a dar a otros? Eso
no significa que Dios no vaya a usar tu cerebro, sino que cuando tus
pensamientos y deseos se sujeten a Él, Él pensará y hablará a través de ti.
¡Qué privilegio! El problema es que queremos hablar sin consultar primero a
Dios y sin escucharlo. El pueblo que Moisés tenía que dirigir no había oído a
Dios durante cuatrocientos años. Después
de diez generaciones de vivir sin la Palabra de Dios, ¿te puedes imaginar el
estado espiritual en el que se encontraban?
Si quieres saber cómo se actúa con semejante mentalidad,
no tienes más que mirar cómo reaccionaron cada vez que tenían un problema en el
desierto: querían volver a la seguridad de Egipto. Éste es uno de los peligros
a los que te enfrentarás como líder. Debes amar a los demás y escucharlos, pero
tendrás que ser dirigido únicamente por Dios; y, a menos que conozcas a Dios de
manera íntima, cuando las cosas se compliquen, la gente querrá volverse a lo
que les resulte conocido y cómodo.
Cuando las personas desean volver a sus viejas
costumbres, generalmente es porque no conocen a Dios lo suficiente. La prueba
infalible del liderazgo espiritual consiste en ser capaz de escuchar a Dios y
luego enseñar a la gente a amarlo, a discernir Su voluntad y a comportarse en
consecuencia.
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén
no descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en
la Tierra..." (Isaías 62:1,7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA
PARA HOY")