“Jehová es tardo para la
ira y grande en poder.” Nahum 1:3
El poder de Dios, uno de sus atributos principales, se
muestra a menudo para nuestro bien. Nos apoya en nuestros problemas y fortalece
nuestra vida espiritual. Casi al fin de su vida, Moisés le dijo al pueblo de
Dios: “El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos” (Dt.
33:27).
En sus palabras de despedida a los discípulos, antes de
su ascensión, Jesús prometió: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea,
en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8).
Sean favorables o desfavorables nuestras circunstancias
externas, estas y otras promesas divinas acerca del poder de Dios están allí
para que las reclamemos.
JOHN MACARTHUR
- (Devocional Diario "LA
VERDAD PARA HOY")