“…Di que estas piedras se conviertan en pan” Mateo 4:3
Dice la Biblia:
“…Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo”
(Mateo 4:1). Parece que éste es el modo en que Dios opera normalmente. ¿Por
qué? Porque Él es un buen general; antes de que vayas a la guerra, te lleva a
un campo de entrenamiento militar. Visualiza lo siguiente: te levantas al
amanecer, tienes que correr varios kilómetros con un macuto pesado a la
espalda, arrastrarte por debajo de barreras de alambre de púas con balas que te
pasan por encima, recibes órdenes de personas en autoridad que no conoces y que
probablemente te desagradan. Pero si pasas la prueba, podrás llevar el
uniforme. Antes de empezar su ministerio público, Dios llevó a Su Hijo a una
situación en la que se enfrentaría a tres grados de ataque. Tú también tendrás
que enfrentarlos.
Consideremos el primero: El ataque del pan. ¿Necesitaba
Jesús pan? Sí, pues llevaba cuarenta días sin comer. Pero también sabía
que su mayor necesidad no era de comida física sino espiritual. Así que le dijo
a Satanás: “…No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de
la boca de Dios” (Mateo 4:4). Hasta que no estés convencido de que Dios va a
ocuparse de tus necesidades materiales no darás preferencia a las cosas
espirituales en tu vida. Mientras creas que tienes que ocuparte de ti mismo,
caminarás en temor y no en fe. No es así como Dios quiere que vivas, sino que
busques “…primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas (te)
serán añadidas” (Mateo 6:33). Si te angustias por lo material es porque no
confías en Dios. Cuando lo haces, ya no tienes que agobiarte; tú eliges.
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén
no descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en
la Tierra..." (Isaías 62:1,7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional Diario "LA PALABRA
PARA HOY")