“Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento.” Lucas 3:8
Su carácter esencial, sus motivos, sus convicciones, sus
lealtades y sus ambiciones, se mostrarán con el tiempo en lo que dice y en lo
que hace. Las buenas obras no salvan, pero todo creyente es salvado para buenas
obras. “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef.
2:10; vea también Gá. 5:22-23; Col. 1:10).
Para el creyente, el
llevar fruto ocurre con la ayuda de Cristo. El
apóstol Pablo se refiere a que seamos “llenos de frutos de justicia que son por
medio de Jesucristo” (Fil. 1:11). Por otra parte, los incrédulos (entre ellos
los que dicen ser cristianos y no lo son) con el tiempo mostrarán los malos
frutos que inevitablemente produce su vida no regenerada.
Si usted está dando frutos, estará creciendo en todas las
esferas que enumera Pedro: fe, virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia,
piedad, afecto fraternal y amor (vea 2 P. 1:5-9).
JOHN MACARTHUR
- (Devocional Diario "LA
VERDAD PARA HOY")