“Ha considerado
la oración de los menesterosos, y no ha despreciado su plegaria…” Salmo 102:17-LBLA (Leer: Salmo 102:1-17)
Hace tiempo, leí sobre una regla de cinco minutos que
tenía una madre para sus hijos. Ellos tenían que estar listos para la escuela
cinco minutos antes de que fuera hora de salir.
Se reunían alrededor de su mamá, y ella oraba por cada
uno por su nombre, pidiendo la bendición del Señor sobre su día. Después, les
daba un beso y ellos partían. Los niños del vecindario participaban del círculo
de oración si justo pasaban por allí. Muchos años después, una de las niñas
dijo que esta experiencia le enseñó la importancia de la oración para su día.
El escritor del
Salmo 102 conocía la importancia de la oración. A este salmo, se lo titula: «Plegaria de uno que sufre,
cuando desmaya y expone su queja ante el Señor» (LBLA). El salmista clamó:
«Señor, escucha mi oración […]. Apresúrate a responderme el día que te
invocare» (vv. 1-2). Dios mira «desde lo alto de su santuario; […] desde los
cielos a la tierra» (v. 19).
Se interesa por ti y quiere escucharte. Ya sea que sigas
la regla de los cinco minutos y pidas una bendición para el día o necesites
pasar más tiempo clamando a Él con profunda angustia, habla con el Señor cada
día. Tu ejemplo puede dejar una huella profunda en tu familia o en alguien
cercano.
Enséñame a ser consciente de tu presencia, Señor, y a
hablar contigo con libertad y a menudo.
Orar es reconocer que necesitamos a Dios.
(La Biblia en
un año: 1 Reyes 16–18 — Lucas 22:47–71)
ANNE CETAS -
(DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")