“Y él les dio lo que pidieron; mas envió
mortandad sobre ellos.” Salmos 106:15 (Salmos 92:12-15)
8.
Deliberadamente toma otra tarea si la presente te cansa. Quiero decir, otra
tarea además de la que tienes. Yo sé que levantarás los brazos al cielo al
escuchar esto. Pero lo digo a propósito. “No nos cansa lo que hacemos”, dice
María Beynon Ray, “sino lo que no hacemos, las cosas interesantes que dejamos
de lado y las posibilidades de gozo que perdemos. Relajación es lo que
necesitamos, no descanso. Y la relajación significa actividad constructiva. La
cura de la fatiga es una actividad creciente, ya sea juego o trabajo.”
Edgard Guest se
jubiló a los cincuenta años. De inmediato se halló en calma, clamando por
doctores, enfermeras y medicinas. Ningún médico le encontró nada y eso lo
enfurecía, porque se encontraba muy enfermo. Finalmente su esposa le dijo el
mal de que sufría. Esta muriéndose de aburrimiento y era mejor que se levantara
de la cama por sus propios medios antes de que tuviera que llamar un asistente.
Guest pareció encantado ante semejante idea, se levantó de inmediato y se puso
a trabajar. Ha seguido haciéndolo y goza de una salud inmejorable.
No intentes
“una cura de descanso.” Cada vez quedan más desiertos los lugares donde la
gente se pasa haciendo nada y atiborrándose de alimento. ¿Por qué? Porque nueve de cada diez personas que van
a esos lugares no necesitan descanso; necesitan ser liberadas de sí mismas.
“Jamás he visto un solo caso de desorden nervioso curado de esa manera”, dice
el doctor Abraham Brill.
Un hombre se
jubila a los cincuenta y cinco años. Tiene la intención de vivir de su pensión.
En cambio, vive de sus dolores, molestias y quejidos. Toda su ocupación mental
estaba destinada a justificar su inactividad: ¿no estaba enfermo? ¿Cómo iba a
trabajar? Luego comenzó a trabajar un día de tanto en tanto. Ahora trabaja
normalmente. El trabajo lo transformó. La responsabilidad lo hizo descansar,
porque lo puso en armonía consigo mismo. La doctora C.F. Richards dice: “Tengo
sesenta y ocho años. Todavía trabajo nueve o diez horas por día, y jamás he
estado cansada en mi vida. Dirigí un lugar de curas de reposo y he comprobado
que toda esa gente tenía una cosa en común: falta de control sobre sí mismos.
Eran sus mentes, no sus cuerpos, las que estaban enfermas.” Ella los ponía a
trabajar… ¡y se curaban!
ORACIÓN. “Mi Padre hasta ahora obra y yo obro”,
dame tu pasión por la actividad creadora. No quiero estar superficialmente
ocupado, sino serenamente activo. Porque he sido hecho por y para el trabajo.
Pero contigo el trabajo será de recreación y la vida una vacación. Te doy las
gracias. Amén.
AFIRMACIÓN PARA EL DÍA. "Todo el
estímulo de Cristo" (Filipenses 2:1).
E. STANLEY JONES - (DEVOCIONAL DIARIO “EL CAMINO”)


