“Y Se llenó de amargura mi alma, y en mi
corazón sentía punzadas. Tan torpe era yo, que no entendía; era como una bestia
delante de ti. Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano
derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A
quién tengo yo en los cielos sino a ti?”
Salmos 73:21-25
Llegamos ahora
a otro camino sin salida: perfeccionismo o nada. Hay un pecado de reciente
acuñación: el perfeccionismo.
Yo le tengo un
poco de temor a los pecados de nuevo cuño. Cualquier cosa de nuevo cuño puede
ser una nueva racionalización. La reciente condenación del “perfeccionismo” es
un manto para encubrir las claudicaciones. Cualquiera que quisiese algo
radicalmente distinto a lo que es, es estigmatizado como “perfeccionista”. Se
nos dice que debemos dedicarnos a “la disciplina de lo que puede ser
alcanzado”, que significa adaptarnos a una obtusa mediocridad.
Cuando los
cristianos adoptan esa actitud están aceptando una actitud derrotista y
mundana. Porque para los cristianos lo que se puede alcanzar es todo lo que
existe, hay infinitos recursos a su disposición. Su lema es: “Lo milagroso
puede ser hecho de inmediato, lo imposible toma un poco más de tiempo.” Jesús
dijo: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos
es perfecto.” Nuestra posibilidad de perfección está basada en la perfección
actual de Dios. Dediquémonos pues a “la
disciplina de lo que se encuentra a nuestra disposición.” “Porque para Dios
nada hay imposible”: tal la seguridad dada a María. “Heme aquí para servir al
Señor. Como tú has dicho sea hecho” (Lucas 1:37-38). Y dio al mundo un
Redentor. Yo no le tengo miedo a la perfección. Le tengo miedo a la adaptación
a la imperfección.
Pero luego de
haber dicho esto, debo reconocer que hay cierta verdad en los cargos contra el
“perfeccionismo”. Y la verdad es ésta: “Mucha gente, porque no lo puede hacer
todo, no hace nada; como no pueden ser perfectos, renuncian. Ese es el
verdadero peligro. Y muchos caen en él, a veces inconscientemente. Y éste es a
menudo un pecado de gente muy buena. Son tan concienzudos que, si no pueden
hacer a la perfección cuando emprenden, prefieren no hacer nada. Sus
conciencias afinadas a lo más alto, no aprueban nada que no sea lo más alto.
Por ello se retiran a una perturbada inactividad. Yo cometí este error respecto
del lenguaje. Me propuse un nivel tan alto en el uso del idioma inglés que,
cuando no pude alcanzarlo en otros idiomas, los abandoné y me refugié en el uso
de intérpretes, muletas que acabaron por tullirme.
ORACIÓN. Oh Dios, tú que nos amas a pesar de
nuestras imperfecciones y pecados, ayúdame a amarme a mí mismo a pesar de mis
imperfecciones y pecados. Y ya que tú crees en mí a pesar de todo, ayúdame a
creer en mí mismo y en los demás, a pesar de todo. Porque yo me hallo bajo tu
redención. Amén.
AFIRMACIÓN PARA EL DÍA. "Y los
errados de espíritu aprenderán inteligencia y los murmuradores aceptarán la
verdad" (Isaías 29:24).
E. STANLEY JONES - (DEVOCIONAL DIARIO “EL CAMINO”)


