“parándose lejos por el temor de su tormento, diciendo: ¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!” Apocalipsis
18:10 (Leer: Apoc 18:16-19)
Vimos ayer que
el grupo puede ser un ídolo.
En tanto
podemos investir al ídolo de cualidades salvadoras (tal cosa es fácil cuando
comenzamos a “pertenecer” al grupo, porque se tiene la sensación de haber
hallado al fin la seguridad) todo va bien. Pero si surgen dificultades dentro
del grupo y éste se muestra inferior a la perfección, el devoto experimenta un
sentimiento de hallarse “extraviado”. El ídolo está a punto de caer. Hay tal
sentido de inseguridad, que se ve la necesidad de crear otro grupo, del que se
excluyan los elementos que producen la imperfección del anterior. Hay que
restablecer al ídolo en su trono. En la crisis, muchos no son capaces de
investir con la infalibilidad al nuevo grupo y comienzan a vagar. Ya no
“pertenecen”.
En América
Latina estas almas huérfanas se cuentan por millones. Se habían asido de la
“Iglesia” como un arca de salvación. Todo estaba bien, porque la Iglesia era
“infalible”. Y entonces apareció la moderna mente investigadora y la
infalibilidad se hizo pedazos. Comprobaron que no había nada infalible en la
Iglesia, a menos que fuese una infalible falibilidad. Fueron arrojados a la
deriva sin hallar lugar de reposo entre la infalibilidad y la infidelidad. Por eso la América Latina ha producido más
infidelidad (falta de fe) que cualquier otro lugar del mundo, excepto Rusia,
tal vez, y aún así, “tal vez”. El alma del latinoamericano culto es un vacío
espiritual hacia donde se precipitan toda suerte de cosas, el culto de Psyche y
de Cupido, el positivismo, el culto de la Humanidad, los cultos orientales,
todo. En el último censo levantado en Brasil, millones se declararon
espiritistas. ¿Por qué hay un movimiento anticlerical en auge en casi todos los
países de América Latina? El ídolo había sido investido de cualidades
salvadoras, para hallar luego sus devotos que ni aún el ídolo salvador podía
salvarse, que estaba preso de los pecados y fragilidades humanas. Sobrevino un
sentimiento de orfandad espiritual: “¿Cuáles son las tres grandes necesidades
de su país y en qué orden las enumeraría usted?”, le pregunté a un brasileño.
Me respondió: “La primera es Cristo, la segunda Cristo y la tercera Cristo.”
Tenía razón; más acá de lo absoluto, sólo hay ídolos que fallan.
ORACIÓN. Oh Cristo, yo sé que sólo tú eres el
Absoluto, nuestro lugar de reposo, porque en ti hallamos al Dios Absoluto.
Queremos ir a ti y sólo a ti. Porque en ti lo hallamos todo. Tú eres el Camino.
Fuera de ti no hay camino. Vengo, pues, a ti. Amén.
AFIRMACIÓN PARA EL DÍA. "Y
siguieron dioses falsos y se hicieron falsos como ellos." (2 Reyes 17:15).
Me transformo a la semejanza de lo que adoro.
E. STANLEY JONES - (DEVOCIONAL DIARIO “EL CAMINO”)