miércoles, 22 de febrero de 2017

Los sentimientos de inferioridad y el alcohol 22 febrero





“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios”  1ª Corintios 10:31-32  (Leer 1ª Corintios 8:12)


Vimos ayer que el uso de narcóticos es el refugio de los débiles. Es una señal de frustración y de sentimientos de inferioridad. Dice el Dr. Stracher: “Se utiliza al alcohol como un método de fuga de las cargas y responsabilidad de la vida emocional madura y de sus decisiones. Provee una aparente satisfacción engendrada por el deseo.” Hace creer momentáneamente al hombre que es fuerte y valiente, aun cuando en realidad sigue siendo la misma persona frustrada que bebió el alcohol para escapar de la realidad. Se relata el cuento de una rata que halló un casco de vino goteando en la bodega. Bebió un trago y comenzó a tomar consciencia de sus fuerzas. Bebió dos tragos y sentándose en las patas traseras, encaró el mundo diciendo: “¡Ahora, que venga el gato!”. Hombres-ratas, bajo la influencia del alcohol, se sienten capaces de enfrentar los gatos de la existencia humana.

Resume el Dr. Wall: “El alcohol ofrece una fuga al estado biena-venturado de la omnipotencia infantil.” Un domingo por la mañana, en el vestíbulo de un hotel, un individuo con aspecto de facineroso, bajo las consecuencias de una noche de alcohol, se me acercó y me espetó sin preliminar alguno: “Yo también soy un tipo importante”. Su sentimiento de inferioridad lo llevaba a afirmarse a sí mismo como “un tipo de importancia”. Era “un estado bienaventurado de omnipotencia infantil”.

Alcancé a escuchar esta observación: “Ocurrió una de esas cosas raras, sabe, una de esas cosas que ocurren cuando una patota tiene cuatro o cinco copetines cada uno en el cuerpo.” Luego continuó un desagradable recitado de brutalidades. Desalojadas las inhibiciones, arrancadas las barreras, la lujuria corre sin freno. Es un hecho que el alcohol adormece las células cerebrales que presiden las facultades morales y despierta las que presiden los instintos más bajos. Y así se prepara la escena a “esas cosas raras” que ocurren luego de unos pocos copetines. ¿Cosas raras, divertidas? Fiorello La Guardia dijo: “No olvidéis que el 80% de los casos que comparecen ante los tribunales son alcohólicos.” ¿Y qué de aquellos que no aparecen en los tribunales? ¿Qué de la reacción en retardados, en decreciente eficiencia, en capacidades malgastadas? “Pero yo no me embriago” es la respuesta. No, pero si se necesitan diez copas para embriagarte, entonces cuando tomas una estás un décimo embriagado.


ORACIÓN. Oh Cristo viviente, dame poder para sustraerme a la espiral descendente que lleva a una creciente debilidad. Dame gracia para que no me encadene ningún hábito auto-impuesto. Ayúdame a tener un completo dominio de mi mismo. Amén.


AFIRMACIÓN PARA EL DÍA: "¿Todas las cosas me son lícitas?... Sí, pero no he de permitir que nada me domine." (1ª Corintios 6:12).




E. STANLEY JONES - (DEVOCIONAL DIARIO “EL CAMINO”)










TRADUCCIÓN