“Me doy por completo, con todo mi ser” (1ª
Corintios 9:27 parafraseado)
Lo segundo que
tienes que enfrentar son las emociones. Aunque pueden ser un indicador de cómo
te sientes y una pista de lo que debe cambiar en tu vida, no dejes nunca que estas
dicten tus decisiones. Pregúntale a alguien de los que rinden al máximo en su
carrera y te dirá que una buena parte de sus energías va canalizada a
contrarrestar sus emociones. No obstante, analizar tus emociones para entender
la raíz de lo que te preocupa puede ser un indicador muy fidedigno de tu
condición. Considera estas dos aseveraciones:
1) ‘No tengo ninguna gana de trabajar hoy’. ¿Cuál es el
motivo? ¿Te acostaste muy tarde anoche? Tal vez tengas que cambiar tus
horarios. ¿Estás alimentándote bien? Quizás tengas que ajustar tu dieta. ¿Estás
desmotivado? Habla con Dios, lee Su Palabra, pasa tiempo con un amigo que te
aliente, etc. No te quedes ahí sin más, ¡haz algo!
2) ‘Estoy un poco deprimido’. ¿Sacas tiempo
para descansar y relajarte? ¿Te has tomado unas vacaciones? Por lo general
nuestro estado de ánimo mejora con el ejercicio físico, así que empieza a moverte
y a ponerte en forma. No puedes permitirte vivir dirigido por tus emociones.
Estas te van a retrasar, a detener o a crear rodeos en tu camino al éxito. Si
dices ‘Estoy esperando la inspiración’, el novelista Jack London afirmó: ‘No
puedes esperar la inspiración, tienes que ir tras ella con un garrote’. Sigue
el ejemplo del apóstol Pablo: “En cuanto a mí, no corro a ciegas, ni lucho como
quien da golpes al aire. Si golpeo mi cuerpo con rigor y lo someto a
disciplina, es porque yo, que he proclamado a otros el mensaje, no quiero
quedar descalificado” (1ª Corintios 9:26-27 BLP).
BOB Y DEBBIE GASS - (DEVOCIONAL "LA PALABRA
PARA HOY")