sábado, 21 de enero de 2017

EL REY ASA: UN HOMBRE DILIGENTE QUE ESCOGIÓ APOYARSE EN DIOS 2 enero



EL REY ASA: UN HOMBRE DILIGENTE QUE ESCOGIÓ 
APOYARSE EN DIOS



Por Felipe Nunn







En el año de 1792, Guillermo Carey publicó un folleto de 87 páginas mostrando que los cristianos tenemos el deber de trabajar en busca de la conversión de almas perdidas. Hasta ese entonces, los creyentes Protestantes en Europa habían invertido los últimos 250 años en debates doctrinales y consolidando los beneficios políticos adquiridos al separarse de la Iglesia Católica Romana. Fue Guillermo Carey el primero que se prestó a motivar al pueblo cristiano Protestante a organizarse para evangelizar al resto del mundo. “Jovencito”, le dijo en cierta ocasión uno de sus muchos críticos, “cuando Dios quiera convertir a los paganos, Él lo hará sin la ayuda suya o la mía”. Casi toda comunidad cristiana ha vivido esta tensión. Están los hombres y mujeres activos que salen a “hacer la obra del Señor” y también están aquellos creyentes devotos que oran y esperan que “el Señor haga Su obra”. La vida del rey Asa nos muestra la necesidad de ambos: tanto de diligencia como de dependencia.

Asa era bastante joven cuando reemplazó a su padre como rey de Judá. Durante sus 41 años de reinado (910 – 870 A.C.) Asa vivió comprometido con Dios y llevó a cabo algunas reformas muy importantes. Lo que conocemos de la vida de este rey está registrado en el segundo libro de Crónicas, capítulos 14, 15 y 16.


1. BUSCÓ AGRADAR A DIOS DESDE EL COMIENZO (2 Cr 14:1-8)

¿Cuántos años permanece un rey en el poder? ¿Cuánto tiempo tendía Asa para reformar a Judá? El futuro siempre es incierto. El tiempo para actuar, para obedecer, para reformar, es el presente: ¡Hoy! Tan pronto como Asa fue coronado rey, “quitó los altares del culto extraño, y los lugares altos; quebró las imágenes, y destruyó los símbolos de Asera” (14:3). ¿Hay algo en su vida que debe cambiar? ¿Hay decadencia espiritual en su familia o en su iglesia local? El avivamiento comienza con una convicción de pecado. Esta convicción nos lleva a una verdadera confesión y luego a cambios radicales y concretos. ¿Qué quiere el Señor que se “quite”, se “quiebre” o se “destruya” en su vida? Como lo hizo Asa, es mejor buscar agradar a Dios desde el comienzo. Si no actuamos en base a una convicción, es posible que nos acostumbremos al desorden. ¿Está usted comenzando una nueva etapa? ¿Encontró un nuevo empleo? ¿Se mudó a una nueva casa? ¿Se casó hace poco? ¿Ingresó a una nueva escuela? No espere. Tome pasos concretos para agradar a Dios desde el comienzo, desde ahora.

El avivamiento involucra mucho más que desechar o destruir lo malo. El rey Asa también fue diligente en animar al pueblo en tres áreas importantes:

(1) Relación: “Mandó a Judá que buscase a Jehová” (14:4) – Él sabía que sin una relación genuina con el Señor, el único resultado sería una religiosidad mecánica y sin vida.

(2) Obediencia: Asa dio instrucciones para poner “por obra la ley” y los mandamientos de Dios (14:4) – La restauración comienza en el corazón pero normalmente requiere acciones concretas.

(3) Visión: Asa también animó a que se edificaran las “ciudades” y que las cercaran con “torres, puertas y barras, ya que la tierra es nuestra” (14:7,8) – Les enseñó a apreciar, proteger y edificar la herencia que Dios les había dado. 

¿Qué le ha dado Dios a usted? ¿Unos niños difíciles? ¿Un cónyuge egoísta? ¿Un trabajo que aburre? ¿Un cuerpo con enfermedades? ¿Una iglesia local débil y pequeña? Algún día disfrutaremos de la perfección: cuando estemos en el cielo. Mientras tanto, mientras estemos aquí en la tierra, Dios nos llama a apreciar, a proteger y a edificar lo que Él nos ha dado: “La tierra es nuestra”.



2. EN CRISIS, ESCOGIÓ APOYARSE EN SU DIOS (2 Cr 14:9-15)

Asa fortaleció su ejército con el fin de defender el reino del sur. “Tuvo también Asa un ejército que traía escudos y lanzas; de Judá trescientos mil, y de Benjamín doscientos ochenta mil que traían escudos y entesaban arcos, todos hombres diestros” (14:8). Una amenaza peligrosa se acercaba desde el norte del África: “Salió contra ellos Zera etíope con un ejército de un millón de hombres y trescientos carros” (14:9). ¡Una gran desigualdad numérica! Por muy bien preparados que estemos, encontraremos en nuestro camino sorpresas desagradables y dificultades abrumadoras. Para algunos, esta sorpresa puede ser un diagnóstico de cáncer, un divorcio o la muerte inesperada de un ser querido. Para otros, puede ser el reprobar un examen importante, una respuesta negativa a su solicitud para una visa, la pérdida de un empleo, la bancarrota de su negocio o una división en su iglesia local.





Contra al rey Asa venían un millón de enemigos. ¿Puede usted imaginar como se debe haber sentido frente a esta crisis? ¿Qué alternativas tenía el rey Asa? Podía huir. Podía tratar de aliarse con el mismo Zera o con otro rey. Podía lanzarse al ataque con una actitud suicida. Pero Asa decidió orar: “¡Oh Jehová, para ti no hay diferencia alguna en dar ayuda al poderoso o al que no tiene fuerzas! Ayúdanos, oh Jehová Dios nuestro, porque en ti nos apoyamos, y en tu nombre venimos contra este ejército. Oh Jehová, tú eres nuestro Dios; no prevalezca contra ti el hombre” (14:11). Asa prefirió descansar, reposar, apoyarse, confiar en Dios.

Nosotros tenemos también esta opción. De hecho, cuando nos sentimos diminutos, débiles, solitarios e indefensos frente a un futuro incierto, nos encontramos en condiciones ideales para apoyarnos en nuestro Dios. Esto fue lo que le dijo el Señor Jesucristo al apóstol Pablo: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. Pablo recobró fuerzas al escoger apoyarse en el Señor: “Por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2ª Corintios 12:9,10).

Pero apoyarse en el Señor no implica inactividad. Después de expresar su debilidad y su dependencia del Señor, Asa y sus valientes guerreros tenían que enfrentar al enemigo en combate. Cuando salieron a pelear “Jehová deshizo a los etíopes delante de Asa y delante de Judá; y huyeron” (14:12). Si en este momento usted se encuentra enfrentando tiempos duros de incertidumbre, como Asa apóyese en el Señor. Luego, con calma, con la paz y la fortaleza que el Señor da, enfrente el futuro con valor. Cuando nos apoyamos en el Señor, permitimos que Él obre. Esta dependencia y diligencia son características esenciales de todos los “colaboradores de Dios” (1ª Corintios 3:9).



3. ESCUCHÓ LA VOZ DE DIOS POR MEDIO DE OTROS (2 CRÓNICAS 15:1-8)

El siguiente evento importante en la vida de Asa es su encuentro con Azarías. Por diferencias en las traducciones no se puede establecer con claridad si Obed era el profeta y su hijo Azarías era un mensajero, o si Azarías era el profeta; tal vez, incluso, puede ser que ambos eran profetas (15:1,8). El hecho importante es que en ese momento Asa se sentía cansado y algo desanimado. El Señor lo notó y envió a Azarías con un mensaje para alentarlo. El profeta le asegura al rey dos cosas:

(1) Su presencia: “Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con él” (15:2); y

(2) Su recompensa: el trabajo duro de Asa y su obediencia no habían pasado desapercibidos por Dios: “Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra obra” (15:7).

Es posible que la mayoría de nosotros pasemos o hayamos pasado por momentos de agotamiento y desánimo. El apóstol Pablo notó este desaliento entre algunos creyentes en Corinto y les escribe: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano” (1 Corintios 15:58). Nosotros también necesitamos conocer, meditar, creer y apropiarnos de estas promesas. “Cuando Asa oyó las palabras y la profecía del profeta Azarías... cobró ánimo” (15:8).

Pero, ¿por qué el Espíritu de Dios no vino directamente sobre el rey Asa? (15:1). ¿Por qué escoge Dios hablarnos por medio de otros? A veces el Señor habla directamente a nuestros corazones. Cuando Elías estaba confundido y desanimado, el Señor trató personalmente con él. Pero muy frecuentemente, el Señor escoge hablarnos a través de otras personas. En esta ocasión Dios escogió a Azarías como vehículo para enviarle un mensaje al rey Asa. Asa pudo haberle rechazado. Tal vez pudo haber considerado que Azarías era muy joven o inexperto para aconsejar a un rey, además no tenía las mismas credenciales que los grandes profetas, como Elías y Eliseo. Asa pudo haber menospreciado al profeta por no formar parte de sus “hombres diestros”. Si no tenemos cuidado, podemos llegar a menospreciar la palabra de Dios para nosotros por rechazar al instrumento que Dios escoge utilizar. No olvidemos que es Dios mismo el que decide quién será su mensajero.

Estimado lector, tal vez Dios quiera animarle, corregirle o desafiarle por medio de esa hermana ancianita en su asamblea, ese predicador inexperto, ese cantante que no le gusta, incluso por medio de ese cristiano con el que usted tiene desacuerdos doctrinales. Dios escogió usar a Azarías para animar al rey Asa y al mismo tiempo para enseñarle la importancia de escuchar a otros. Si el Señor exigiera vida y doctrina perfecta antes de usarnos como sus mensajeros, ¡no podría usar a ninguno de nosotros! Es por gracia que Dios decide hablarnos. Es por gracia que Dios escoge algún mensajero. Debemos usar de esa misma gracia si queremos escuchar la voz del Señor a través de otros.



4. SU BUEN EJEMPLO MOTIVÓ OBEDIENCIA EN OTROS (2 CRÓNICAS 15:9-19)

Después que el rey Asa recobró sus ánimos, siguió adelante con sus buenas reformas. Notamos que hizo dos cosas:

(1) Limpieza: “Quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y Benjamín, y de todas las ciudades que él había tomado en la parte montañosa de Efraín” (15:8) – Asa removió todo lo que ofendía al Señor aún dentro de su propia familia (15:16), y

(2) Adoración: “Reparó el altar de Jehová que estaba delante del pórtico de Jehová” (15:8) – Asa preparó la infraestructura de tal modo que el pueblo de Dios pudiera adorar a Jehová y ofrecerle sacrificios. En vista de estos cambios, hombres y mujeres temerosos de Dios empezaron a trasladarse de las otras tribus al reino de Judá: “Porque muchos de Israel se habían pasado a él, viendo que Jehová su Dios estaba con él” (15:9). ¿Cómo es su vida Cristiana? ¿Es atractiva? ¿Se puede sentir de algún modo la presencia de Dios en su hogar y en sus reuniones cristianas? La verdadera piedad, la santidad genuina, imparte vida y atrae. Es instructivo reflexionar por un momento en el por qué Jesús atraía a los publicanos, las rameras y los pecadores. ¿Por qué buscaban Su compañía? ¿Será que estas personas se sentirían igualmente atraídos y bienvenidos en el lugar donde usted se congrega?

¿Cómo respondió el pueblo de Judá a las iniciativas del rey Asa?

(1) Adoraron: “Se reunieron, pues, en Jerusalén, en el mes tercero del año decimoquinto del reinado de Asa. Y en aquel mismo día sacrificaron para Jehová, del botín que habían traído, setecientos bueyes y siete mil ovejas” (15:10,11). Ahora que el altar del Señor había sido reparado, se nota un gozo renovado y una generosidad espontánea al traer ofrendas al Señor. Un deseo de adorar es evidencia de un despertar espiritual.

(2) Renovaron sus votos de compromiso: “Prometieron solemnemente que buscarían a Jehová, el Dios de sus padres, de todo su corazón y de toda su alma... Todos los de Judá se alegraron con este juramento; porque de todo su corazón lo juraban, y de toda su voluntad lo buscaban, y fue hallado de ellos” (15:12-15). La devoción de Asa por el Señor motivó a otros a una experiencia espiritual más profunda.

Las palabras y acciones del rey Asa inspiraron y transformaron a toda una nación. Usted y yo tal vez no movamos a toda una nación, pero sí tenemos nuestra propia esfera de influencia. ¿Su devoción al Señor inspira a aquellos que le rodean? Su grado de interés y preparación para su grupo semanal de estudio bíblico, su participación en las reuniones de oración y adoración, el nivel de entusiasmo cuando le canta al Señor, su interés y su preocupación por los hermanos en su congregación, su colaboración con aquellos que tienen necesidades... las actitudes y las acciones suyas y mías influencian para bien o para mal a los demás. “Sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza... Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos” (1 Timoteo 4:12-15).


5. EN CRISIS, ESCOGIÓ APOYARSE EN SU PROPIA INTELIGENCIA Y EXPERIENCIA (2 CRÓNICAS 16)

Después de que Israel se dividió en dos, hubo rivalidad constante y agresiones frecuentes entre Israel (las 10 tribus del norte) y Judá (las 2 tribus del sur). “En el año treinta y seis del reinado de Asa, subió Baasa rey de Israel contra Judá, y fortificó a Ramá, para no dejar salir ni entrar a ninguno al rey Asa, rey de Judá” (16:1). Es un poco difícil definir precisamente la fecha de esta ofensiva militar, puesto que sabemos que el rey Baasa murió en el año veintiséis del reinado de Asa (1 Reyes 15:33). Los comentarios Bíblicos técnicos presentan posibles explicaciones en cuanto a la fecha, pero el propósito principal de registrar esta guerra en las Sagradas Escrituras es para mostrar un contraste entre la manera en que Asa peleó esta guerra y su primera guerra. La ventaja de la experiencia es que nos permite estar más calmados, pero la desventaja de la experiencia es que nos puede robar de esa necesidad de depender del Señor. En este capítulo, el rey Asa escogió apoyarse en su propia experiencia y pericia.

(a) Asa vio amenazada su libertad. El rey Baasa movió su ejercito hacia el sur y comenzó a fortificar la ciudad de Ramá, a unos 6 kilómetros al norte de Jerusalén “para no dejar salir ni entrar a ninguno al rey Asa” (16:1). Esto representaba una seria amenaza a la libertad de Asa. En su primera guerra, cuando Asa era inexperto, oró al Señor pidiéndole ayuda. Pero en esta ocasión, Asa envió mensajeros a un rey extranjero en Damasco, diciendo: “Haya alianza entre tú y yo... he aquí yo te he enviado plata y oro, para que vengas y deshagas la alianza que tienes con Baasa rey de Israel, a fin de que se retire de mí” (16:3). Esta fue una estrategia inteligente, y ¡le funcionó! Israel recibió un ataque desde Damasco y el rey Baasa se vio forzado a retirarse de Ramá. “Entonces el rey Asa tomó a todo hombre de Judá, y se llevaron de Ramá la piedra y la madera con que Baasa edificaba, y con ellas edificó a Geba y a Mizpa” (16:6). De esta manera, Asa recuperó parte de su inversión inicial y se quitó de encima la amenaza del rey de Israel.

¿Dios cómo percibió la estrategia del rey Asa? Envió a un profeta llamado Hanani para hacerle notar al rey Asa la diferencia entre las dos guerras. En la primer guerra, cuando Asa se vio atacado desde el norte del África, “te apoyaste en Jehová, [y] él los entregó en tus manos” (16:8). Pero, en esta guerra, Asa se apoyó en la astucia, en la plata, en el oro, y en alianzas malsanas. ¿Cómo responde usted cuando otros amenazan sus derechos o su libertad? Cuando usted se involucra en algún servicio o ministerio Cristiano, ¿siente que depende del Señor? “No te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos... No seas sabio en tu propia opinión” (Proverbios 3:5-7). La experiencia es buena, pero no olvide que la experiencia tiene su peligro.

(b) Asa vio amenazada su reputación. Al pasar la crisis, Asa debió sentirse bastante satisfecho consigo mismo. Su maniobra política trajo paz y prosperidad al pueblo de Judá. Es posible que muchos le hubieran dicho al rey Asa lo felices que se sentían de tener un rey tan inteligente. Su gestión había sido todo un éxito. Pero el profeta Hanani le presentó otra perspectiva, la perspectiva de Dios: “Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti” (16:9). A los líderes y políticos no les gusta ser acusados de locura, especialmente cuando gozan de buen apoyo popular. Pero el punto de vista de Hanani era muy razonable: ¿Por qué fue que Asa escogió apoyarse en el hombre y no en Dios? Dios es bueno. A Dios le gusta bendecirnos. “Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él” (16:9). Definitivamente, Asa se había equivocado. Pero Asa sintió que su reputación se encontraba en juego y no pudo admitir su error. En vez de humillarse, “se enojó... contra el vidente y lo echó en la cárcel, porque se encolerizó” (16:10). ¿Cómo reacciona usted cuando ve amenazada su reputación? ¿Invita sugerencias? ¿Escucha con cuidado y se beneficia de las críticas que le hacen? Recuerde que incluso uno de esos comentarios dolorosos puede contener un mensaje del Señor para usted.

(c) Asa vio amenazada su salud. “En el año treinta y nueve de su reinado, Asa enfermó gravemente de los pies, y en su enfermedad no buscó a Jehová, sino a los médicos” (16:12). Aquí vemos a un rey llegando al final de sus días. La vejez trae sus debilidades y frustrantes limitaciones. Con una enfermedad severa de los pies, Asa perdió su comodidad, movilidad y capacidad de pelear. ¿Qué hace usted cuando se entera de que algo lo está limitando? El versículo citado no debe entenderse como un ataque contra el uso de servicios médicos. Jesús aprobó el papel que juegan los médicos cuando dijo: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos” (Mateo 9:12). ¿Cuál fue el error del rey Asa? Cuando vio amenazada su salud, no buscó primero al Señor sino que confió exclusivamente de los médicos. Tener fe no elimina la necesidad de hacer planes, de trabajar, de luchar y de buscar atención médica. Tener fe en Dios es confiar y apoyarnos en Dios. Debemos ser diligentes –pero una diligencia que confía, depende y se apoya en nuestro buen Señor y Salvador–.



CONCLUSIÓN. Es evidente que el rey Asa tenía sus debilidades y cometió sus errores. Sin embargo, leemos que el veredicto del Señor fue: “el corazón de Asa fue perfecto en todos sus días” (15:17). A usted y a mí también nos llegarán esos tristes momentos en que fracasamos, tal vez hemos abandonado algún servicio sin terminarlo, tal vez no vivimos siempre a la altura de nuestro llamado... pero ¿cómo está nuestro corazón? ¿Deseamos apoyarnos en el Señor? Afortunadamente servimos a un Dios de gracia, que “no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin” (Hebreos 6:10,11). El Señor aún bendice diligencia y dependencia. Sigamos adelante, sintiendo nuestra debilidad y conscientemente dependiendo de Él.

Lo que Dios prometió hace unos 3000 años, aún sigue vigente: “Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra obra” (2 Crónicas 15:7).

A menos que se indique lo contrario, las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina Valera 1960 de las Sagradas Escrituras











TRADUCCIÓN