“Venid a mí
todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” Mateo 11:28
(Leer: Mateo 11:25-30)
Un hombre que conducía su camioneta por un camino rural
vio a una mujer que llevaba una carga pesada, así que se detuvo y ofreció
llevarla. La mujer le dio las gracias y subió a la parte de atrás.
Al rato, el hombre notó algo extraño: ¡la mujer seguía
cargando el peso aunque estaba sentada en el vehículo! Asombrado, le rogó:
«Señora, por favor, deje la carga y descanse. Mi camioneta puede llevarla a
usted y sus cosas».
¿Qué hacemos
nosotros con las cargas de temor, preocupación y ansiedad que solemos acarrear
al enfrentar los desafíos de la vida? En
vez de descansar en el Señor, a veces, nos comportamos como esa mujer. Jesús
declaró: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar» (Mateo 11:28); sin embargo, me he encontrado llevando cargas que
debería dejarle a Él.
La oración es el medio para entregarle al Señor nuestras
cargas. El apóstol Pedro aconseja: «echando toda vuestra ansiedad sobre él,
porque él tiene cuidado de vosotros» (1ª Pedro 5:7). Cuando entendemos que el
Señor se interesa por nosotros y aprendemos a confiar en Él, podemos descansar
y relajarnos. En lugar de agobiarnos con cargas pesadas, podemos dárselas a Él
para que las lleve.
Señor, estoy cansado. Aquí están mis cargas. Por favor,
tómalas y llévalas por mí.
La oración es el lugar donde las cargas cambian de hombro.
(La Biblia en
un año: Mateo 6:19-34)
LAWRENCE
DARMANI - (DEVOCIONAL
“NUESTRO PAN DIARIO")