Año 1 - Semana: 48 - Día: 6
LEE Salmos 31:1-24
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El salmista declara su confianza en que Dios ya ha respondido.
MEDITA. Alguien de confianza es aquel en quien se puede
confiar y con quien se tiene un trato familiar. Esta es la imagen y relación
que el salmista evidencia en su trato con Dios. Lamentablemente no muchos
creyentes se expresan así con el Señor; más bien mantienen una distancia
ultraformal y grave. La cercanía y la libertad de comunicación con Dios son
palpables desde el comienzo del salmo (1). De allí su declaración de confianza
absoluta para pedir protección y socorro. Cuando estamos necesitados de
seguridad, debemos traer a la memoria los hechos pasados en los que el Señor
fue nuestro refugio.
El salmista se siente
afligido por la angustia, el dolor, los lamentos y las tristezas. Aun su propio
cuerpo padece por el sufrimiento. Se siente solo y sin amigos, creyendo que
éstos tratan de quitarle la vida (9-13). Es un verdadero cuadro depresivo. ¡Y tiene toda la confianza para decirle a
Dios lo que está sintiendo! ¿Cuántos creyentes ocultan a Dios y a los demás sus
más íntimos sentimientos?
En este estado de
soledad y depresión su única esperanza es Dios: "Pero yo, Señor, en ti
confío, y digo: "Tú eres mi Dios" (14). Sorprendentemente, desde aquí
en adelante intensifica su confianza, dando por hecho que recibirá los
beneficios pedidos a Dios como algo cierto y seguro. Sin saber aún cuál será la
respuesta o la solución, expresa su gratitud (19). Y en un acto de plena
confianza, invita a que otros amen al Señor, se animen y se armen de valor si
esperan en él. (23-24)
APLICA. En tiempo de enfermedad, ¿qué
actitud adoptas en relación contigo, con los demás y con Dios? ¿Estás consciente
que es propio de la vivencia humana pasar por dolencias? ¿Dependes de Dios
cuando estás sano y cuando estás enfermo?
ORA. ¡Señor, mi Dios, siempre te daré gracias! ¡Tú eres mi sanador
y el que levanta mi cabeza!
UNIÓN BÍBLICA INTERN. - (Dev. “ENCUENTRO CON DIOS”)