“…[Jesús] se despojó a sí mismo, tomó la forma de
siervo…” Filipenses 2:7
Lo que más nos
cuesta es poner a los demás en primer lugar y a nosotros en segundo, porque por
naturaleza nos ocupamos del yo primero. El instinto de supervivencia es el más
básico en el ser humano; pero no da buenos resultados. ¿Sabes cómo se comportan
dos cabras cuando se encuentran en el sendero estrecho de una ladera por encima
de un río? No pueden regresar y no pueden pasar la una a lado de la otra porque
no les quedan ni unos centímetros de espacio libre. Las cabras saben que si se
pelean las dos caerán al río y se ahogarán. ¿Qué hacen entonces? La naturaleza
las ha enseñado que una cabra debe tumbarse para que la otra pase por encima. Y
al hacerlo, los dos animales sobreviven y llegan a su destino sanos y salvos. En lugar de verse a sí misma como un
felpudo que se puede pisar la cabra se ve como un puente por el que se puede
cruzar. Y de esa manera todos salen ganando.
La Biblia nos
dice que Jesús “se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo…” (Filipenses
2:7). Y para hacer eso tienes que pensar en las necesidades de otros en lugar
de en tus derechos. Un antiguo presidente de los EE.UU., Calvin Coolidge,
afirmó en una ocasión: “Ninguna iniciativa empresarial puede existir para
servirse a sí misma. Debe satisfacer necesidades y cumplir un servicio, no para
su provecho sino para el de los demás; de lo contrario dejará de ser rentable y
desaparecerá”. Lo que es aplicable a cualquier organización u operación
empresarial lo es también para ti. Y lo que es mejor: cada vez que te
sacrificas para servir a alguien estás sembrando semillas de bendición que sin
duda más tarde cosecharás.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA
PARA HOY")