domingo, 4 de diciembre de 2016

La virtud de la humildad (1) 4 diciembre





“Recompensa de la humildad y del temor de Dios son las riquezas, la honra y la vida.”  (Proverbios 22:4 NVI)


Cuando Benjamin Franklin tenía 22 años, vivía en Filadelfia después de escaparse de un trabajo oprimente como aprendiz. Como se suele decir, estaba intentando “encontrarse a sí mismo”. Una pregunta ardía en su interior ‘¿Qué es lo primordial de mi vida?’ Como respuesta desarrolló doce “virtudes”, es decir, valores que gobernarían su vida: la templanza, el silencio, el orden, la resolución, la frugalidad, la aplicación, la sinceridad, la justicia, la moderación, la pulcritud, la tranquilidad y la castidad. Franklin le llevó la lista de virtudes a un viejo amigo cuáquero para pedirle su opinión, quien al leerla dijo: ‘Has olvidado la más importante’. Sorprendido, Franklin le preguntó de cuál se trataba. El anciano contestó: ‘La humildad’, e inmediatamente la añadió a su lista.

Franklin organizó su vida en torno a un ciclo de trece semanas, centrándose cada semana en una de esas virtudes. A la edad de 78 años se puso a recapacitar sobre su vida y las cualidades que había desarrollado. Aunque se sintió muy satisfecho de haber alcanzado muchas de las virtudes de la lista, dijo sobre la humildad: ‘No me puedo jactar de haber dominado la realidad de esta virtud, pero sí he aprendido bastante de cómo aparentarla”. La Biblia dice: “Recompensa de la humildad y del temor de Dios son las riquezas, la honra y la vida.” (Proverbios 22:4 NVI). La humildad es una virtud particular, pues se supone que debemos mostrarla, ¡pero sin ser conscientes de ello! Jonathan Edwards señaló: “Nada aleja más a una persona del alcance de Satanás que la humildad”. Si existe una sola cosa en este mundo que tu ego no buscará o procurará, es la humildad. Sin embargo, el éxito verdadero y duradero depende de ella.



BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA HOY")









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