“Esta es la causa de la condenación: que la luz
vino al mundo...” (Juan 3:19 NVI)
A continuación
presentamos varias observaciones útiles de cómo “caminar en la luz”.
1) El pecado es enemigo de Dios y tuyo. Jesús dijo:
“No hay término medio. El que no está de mi parte, es mi enemigo” (Lucas 11:23
parafraseado). La neutralidad y la pasividad no valen; debes ver al pecado como
el enemigo que es.
2) Sé sincero contigo mismo y con Dios. No excuses tu
pecado como una “condición” o una “tendencia”. No cometiste un error de juicio;
pecaste. Puede que hayas tenido un pasado problemático, ¡pero hoy tienes la
oportunidad de elegir!
3) No te recrees martirizándote. No deberías
revolcarte en la condenación antes de reconocer los pecados, ya que el que te
sientas terrible no hará que merezcas el perdón; este viene por gracia y
únicamente a través de la fe. Cada segundo gastado condenándote es tiempo
robado por Satanás, pues en el momento que
se produce el reconocimiento del pecado también se produce la limpieza.
4) Si repites el pecado, repite la confesión. Te puedes
preguntar: ‘¿No se cansará Dios de que acuda tantas veces a Él?’. Dios no se
cansa. Él aceptó a Jesús como sustituto de todos tus pecados, por lo que nunca
te rechazará. Isaías habló al pueblo de Dios: “Vuélvase a Jehová, el cual
tendrá de él misericordia, al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”
(Isaías 55:7).
Sobre todo, ten
paciencia contigo mismo y dale tiempo al Espíritu Santo para que desarrolle en ti
la fuerza necesaria para cambiar tu vieja naturaleza y superar los hábitos
pecaminosos. ¡Seguro que sucederá! (véase Filipenses 1:6).
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA
PARA HOY")