martes, 22 de noviembre de 2016

Lecturas 22 noviembre





“Israel sirvió para adquirir mujer, y por adquirir mujer fue pastor.”  Oseas 12:12


Jacob describe así sus fatigas mientras alterca con Labán: “Estos veinte años he estado contigo. Nunca te traje lo arrebatado por las fieras; yo pagaba el daño; lo hurtado así de día como de noche, de mi mano lo requerías. De día me consumía el calor, y de noche la helada, y el sueño se huía de mis ojos”. La vida terrenal del Salvador fue mucho más fatigosa que la de Jacob. El guardó todas sus ovejas hasta este último informe: “De las que me diste, no perdí ninguna”. Su cabello fue mojado con rocío y sus guedejas con las gotas de la noche. El sueño huyó de sus ojos, pues toda la noche estuvo en oración, luchando en favor de su pueblo. Una noche rogó por Pedro; luego intercedió por otro. Ningún pastor podría jamás proferir, por la dureza de su trabajo, lamentos semejantes a los que hubiera podido proferir Jesucristo por la dureza de los que él realizó para conseguir a su esposa. “Las frías montañas y el aire de medianoche, fueron testigos del fervor de su oración. El desierto conoció sus tentaciones, sus conflictos y también su victoria”.

Labán exigió a Jacob todas las ovejas. Es agradable detenernos a considerar el paralelo espiritual de este hecho. Si las ovejas eran arrebatadas por las fieras, Jacob tenía que pagarlas. Si alguna de ellas moría, él tenía que responder por ella, pues era fiador de todas. ¿No fueron los trabajos de Jesucristo por su Iglesia, los trabajos de uno que estaba bajo las obligaciones de fiador, y que, por lo tanto, tenía que llevar salvos a todos los creyentes a las manos de aquel que se las confió a su custodia?

Mira al fatigado Jacob y ve en él una representación de aquel de quien leemos esto: “El, como pastor, apacentará su rebaño”.



CHARLES SPURGEON - (Dev. “LECTURAS MATUTINAS”)









TRADUCCIÓN