“A los que antes conoció, también los predestinó para que
fueran hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito
entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los
que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también
glorificó.” Romanos 8:29-30 (Lea: Romanos 8:29-30)
Estos son los cinco
pasos que Dios toma, desplegándose de la eternidad a la eternidad, mucho mayor
de lo que cualquiera de nuestras vidas individuales pudiera sugerir. El primer
paso es que Dios nos conoció. Mucha gente habla sobre cómo Dios conoció lo que
íbamos a hacer, conoció que creeríamos en Cristo. Este versículo no está
tratando con eso. Este versículo está interesado en la cuestión de existencia.
Nos está diciendo que entre el tremendo número de seres humanos que han sido
engendrados en esta tierra desde la creación del hombre, Dios conoció que tú y
yo estaríamos ahí, así mismo como todos los creyentes que han sido antes de
nosotros o que nos seguirán en el curso de la historia.
Entonces, Pablo dice,
el próximo paso es que Dios predestinó. “Ah”, tú dices, “¡Yo sé lo que
significa eso! Eso significa que Dios observó al grupo completo y dijo: “Ahora
estos irán al infierno, y aquellos irán al cielo”. La predestinación no tiene
nada que ver con ir al infierno. La predestinación sólo tiene que ver con los
creyentes. Simplemente nos dice que Dios ha seleccionado de antemano la meta
hacia la cual va a mover a cada uno de nosotros que creemos en Cristo. La meta es conformidad con el carácter de
Cristo. Todo lo que nos ocurre nos enfoca en ese propósito supremo.
El tercer paso es que
Dios nos llamó. Es aquí que nos sumimos en el acto. No podría empezar a
describirte el misterio y la maravilla involucrada en esto. Esto significa que
el Espíritu Santo de alguna forma comienza a obrar en nuestras vidas. Puede que
estemos lejos de Dios; quizás hayamos crecido en una familia que no es
cristiana; quizás estemos involucrados en una fe que es totalmente no
cristiana, o puede que seamos de un hogar cristiano. No hace ninguna
diferencia. Dios comienza a obrar y nos acerca a Él.
Cuarto, aquellos que
Dios llamó, justificó. La justificación es el don de valía de Dios. Aquellos
que son justificados son perdonados, purificados, y dados un lugar frente a Él,
siendo amados, aceptados y queridos. Por la cruz, Dios fue liberado para dar el
don de justicia. Lo había dado aparte de la cruz; podía haber sido acusado de
aprobar el pecado, pero la cruz le liberó. Estableció Su justa justicia en otra
base, así que ahora es libre de darnos el don de valía sin ningún mérito de
nuestra parte.
Entonces, finalmente, aquellos que Dios justificó, también
glorificó. Pablo escribe como si esto ya hubiera ocurrido. Ya ha comenzado, es
cierto. La glorificación es el emocionante día que la creación entera está
anticipando, cuando Dios de pronto va a abrir las cortinas y revelar lo que ha
estado haciendo con la raza humana. De pronto, los hijos de Dios estarán en la
gloria.
No hay ninguno perdido
en el proceso. Aquellos que conoció, antes de la fundación del mundo, también
predestinó para conformarse a la semejanza de Su Hijo; el mismo número de
personas llamó; y aquellos que llamó, también justificó; aquellos mismos que
justificó, también glorificó. Nadie será perdido en el proceso, porque Dios es
responsable de él. Va a involucrar dolor y trabajo duro, pero va a ocurrir,
porque lo que Dios se propone hacer, lo hace, sin importar lo que involucre.
ORACIÓN. Padre, estoy tan
agradecido por Tus propósitos eternos que me permiten descansar en profunda
gratitud por Tu gracia y misericordia.
APLICACIÓN PARA LA VIDA. ¿Cuáles son los aspectos del plan
eterno de Dios para aquellos que fueron llamados conforme a Su propósito? ¿Cómo
cambia esto radicalmente nuestras perspectivas en cuanto al “manejo del
tiempo”?
RAY STEADMAN - (Dev. "EL PODER DE SU PRESENCIA")