“Velad y orad,
para que no entréis en tentación…” Marcos 14:38 (Leer: Marcos 14:32-42)
Desde mi ventana, puedo ver una colina de 1.700 metros de
altura, llamada Cerro del Borrego. En 1862, el ejército francés invadió México.
Mientras el enemigo acampaba en el parque central de Orizaba, el ejército
mejicano se estableció en la cima de este monte. Sin embargo, el general pasó
por alto vigilar el acceso a la cumbre. Mientras dormían, los franceses los
atacaron y murieron 2.000 soldados mejicanos.
Esto me recuerda otra elevación, el Monte de los Olivos,
y el huerto cercano donde un grupo de discípulos se quedó dormido. Jesús los
reprendió: «Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la
verdad está dispuesto, pero la carne es débil» (Marcos 14:38).
¡Qué fácil es dormirse o descuidarse en nuestro andar
cristiano! La tentación golpea cuando somos más vulnerables. Si descuidamos ciertas áreas de nuestra
vida espiritual —como la oración y el estudio bíblico—, nos adormecemos y
bajamos la guardia, lo cual nos convierte en un blanco fácil para nuestro
adversario, el diablo (1ª Pedro 5:8).
Debemos estar atentos y orar para mantenernos vigilantes.
Si velamos y oramos, el Espíritu nos ayudará a resistir la tentación.
Señor, mi espíritu está dispuesto, pero mi cuerpo es
débil. Ayúdame a velar y orar por mí mismo y por los demás.
Satanás no tiene fuerza ante el poder de Cristo.
(La Biblia en
un año: 1ª Corintios 7:1-19)
KEILA OCHOA - (DEVOCIONAL “NUESTRO PAN DIARIO")