“En amor nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos
por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, para alabanza
de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado.” Efesios 1:4-6
Está claro que la
voluntad divina se cumplirá y, a la vez, los hombres tienen libre albedrío. «No
entiendo eso», dice alguien. Mi querido amigo, yo debo decir lo mismo: tampoco
lo entiendo. He conocido a muchos que pensaban que lo entendían todo, pero creo
que tenían una opinión de sí mismos más elevada de lo que la verdad aconsejaba.
Algunos de mis hermanos niegan el libre albedrío y así terminan con el asunto;
otros afirman que no hay predestinación y resuelven el problema. Ya que yo no
deseo terminar con el problema y no deseo obviar alguna parte de la verdad creo
que ambos, la predestinación y el libre albedrío, son hechos. Cómo pueden ellos concordar, no lo sé ni me
interesa, estoy satisfecho con saber lo que Dios ha escogido revelarme y, de la misma forma, contento con lo que
no me revela.
Ahí va: el hombre tiene
libre albedrío en lo que hace, es responsable de sus acciones, y culpable
cuando hace lo malo; también será castigado con justicia y si se pierde, la
culpa será solo de él. Pero hay Uno que rige sobre todo y que, sin hacerse
cómplice del pecado, hace posible que incluso las acciones de los hombres
malvados sirvan a sus propósitos justos y santos. Cree estas dos verdades y
verás cómo concuerdan en la vida diaria, aunque no seas capaz de diseñar una
teoría en un papel para mostrar cómo armonizan.
(A través de la Biblia en un año: Job 1-4)
CHARLES SPURGEON - (Dev. “A LOS PIES DEL MAESTRO”)