“…los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas…” Salmo 24:1
(Leer: Salmo 24)
Sabía que a mi hijo le
encantaría que le regalara un mapamundi para su cumpleaños. Después de hacer
algunas compras, encontré un colorido mapa de los continentes, con
ilustraciones en cada región. Una mariposa alas de pájaro cubría Papúa, en
Nueva Guinea; cascadas de montañas recorrían Chile; un diamante adornaba
Sudáfrica. Me encantó, pero dudé sobre la etiqueta al pie del mapa: Nuestro
mundo.
En un sentido, la
Tierra es nuestro mundo porque vivimos en él. Bebemos su agua, extraemos su oro
y pescamos en sus mares, pero solo porque Dios lo permite (Génesis 1:28-30). En
realidad, es el mundo de Dios: «Del Señor es la tierra y su plenitud; el mundo,
y los que en él habitan» (Salmo 24:1). Me asombra que haya confiado su creación
increíble a meros seres humanos. Sabía
que algunos la maltratarían, negarían que Él la hizo y la reclamarían como
propia. No obstante, nos permite llamarla nuestro hogar y la sustenta por
medio de su Hijo (Colosenses 1:16-17).
Dedica hoy un tiempo
para disfrutar del mundo de Dios. Saborea el gusto de alguna fruta, espía un
ave y escucha su canto, deléitate en un amanecer. Deja que el mundo en el que
habitas te inspire a adorar a su dueño.
Señor, ayúdame a
detenerme ocasionalmente para ver, oír, saborear y pensar en lo que nos diste
para disfrutar.
La belleza de la
creación nos da razones para alabar a Dios.
(La Biblia en un año: 2 Samuel 6-8 – Lucas 15:1-10)
JENNIFER BENSON S. - (Devocional “NUESTRO PAN DIARIO")