"...Tu siervo, que te
[honra]" (Salmos 119:38 DHH)
La palabra
"devoción" implica un compromiso total con alguien -le das tu tiempo
y atención, disfrutas de su compañía, tratas de agradarle y haces que esa
persona sea muy importante en tu vida-. Así deberían ser tus devociones
diarias. Pero hay que tener en cuenta dos obstáculos:
1) El egocentrismo. Dios ha prometido bendecirte, sin
embargo, cuando buscas Su bendición en vez de una relación con Él, te vuelves
egocéntrico en lugar de cristocéntrico. Puedes orar hasta quedarte sin fuerzas,
pero Dios no te concederá ciertas cosas si no eres lo suficientemente maduro
como para manejarlas. Abraham quería un hijo por encima de todo y Dios le dio
uno. No obstante, cuando Dios le pidió que lo ofreciera en sacrificio, éste no
dudó. Abraham demostró que no había nada que amara por encima de Dios, por
tanto Él prometió bendecirle y multiplicar todo lo que poseía (Génesis 22:17).
Abraham llegó a ser uno de los hombres más prósperos de su generación, aunque
ha pasado a la posteridad sobre todo porque Dios se refería a él como
"amigo" (Isaías 41:8).
2) Las muchas ocupaciones. Uno de los peligros de trabajar para
Dios es no dedicarle tiempo a orar y adorar. El salmista dijo: "Tributad
al Señor la gloria que merece Su nombre..." (Salmos 29:2 CST). La palabra
"debida" significa "de la que es digna". Cuando Juan vio
las multitudes de cielo alabando a Dios, éstas cantaban "Señor, digno eres
de recibir la gloria, la honra y el poder..." (Apocalipsis 4:11). Así que
empieza tu devoción diaria alabando y diciéndole: "Señor, estoy aquí
porque Tú eres digno de adoración".
BOB
Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA HOY")


