"...La ley no se nutre de la fe..." (Gálatas 3:12 BLP)
Para cumplir con lo que
Dios tiene en Su voluntad para tu vida y convertirte en la persona que Él
desea, deberás enfrentarte a la persona que temes que Dios quiere que seas. La
mayoría de la gente equipara la madurez espiritual con los esfuerzos realizados
para cumplir con las normas de la Biblia. Sin embargo, mientras pienses que el
objetivo de Dios es crear seguidores de normas, el crecimiento espiritual
parecerá una obligación en lugar de un deseo del corazón. Pablo escribe:
"...La ley no se nutre de la fe, sino que quien cumpla estos preceptos,
por ellos vivirá" (Gálatas 3:12 BLP). La observancia rígida de las normas
y reglamentos hace que la persona apague el deseo, reprima sus emociones y se
vuelva arrogante. La Biblia dice: "...La ley es causa de muerte, mientras
que el Espíritu lo es de vida" (2 Corintios 3:6 BLP).
Hay una gran diferencia entre seguir las normas y seguir a
Jesús, porque no puedes hacer lo segundo sin cultivar un corazón entregado. Jesús no dijo: 'He
venido para que pudierais seguir las normas', sino "...He venido para que
[tengáis] vida, y para que la [tengáis] en abundancia" (Juan 10:10). Hasta
que no entiendas que el crecimiento espiritual te encamina a la mejor versión
de ti mismo, habrá una pregunta que te intimida, y es ésta: '¿Cómo va tu vida
espiritual?'. La culpa y la falsedad que te incomodan constantemente te
obligarán a responder: 'Regular. No tan bien como debería'. Se es propenso a
utilizar comportamientos externos y prácticas devocionales para medir la salud
espiritual. Es decir, ésta se mide en base a lo temprano que uno se levanta
para leer y orar, lo largos que son los momentos devocionales o cuánto se
asiste a la iglesia. La formación espiritual no es eso. Consiste en tener una
relación estrecha con Cristo, ¡no en seguir normas!
BOB
Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA HOY")