“...los maestros de la ley… llevaron atado a Jesús
y se lo entregaron a Pilato.” (Marcos 15:1
– BLP)
¿Quién fue
responsable de la muerte de Jesús? A los cristianos se nos acusa a menudo de
antisemitismo porque (se dice) tratamos de cargar la culpa sobre los judíos,
especialmente los líderes judíos. Pero la responsabilidad de la crucifixión de
Jesús se distribuye mucho más ampliamente y no cae sobre un grupo particular de
personas. Los evangelistas dejan en claro que Judas, los sacerdotes, Pilato, la
multitud, y los soldados tuvieron todos una parte importante en el drama. Más
aun, en cada caso se sugiere más de un indicio sobre sus motivaciones. Judas fue
movido por la codicia, los sacerdotes por la envidia, Pilato por el miedo, la
multitud por la histeria, y los soldados por su trabajo insensible. No es
difícil reconocer esa combinación de pecados en nuestra persona.
En el griego se
usa el mismo verbo en cada etapa del suceso. La palabra es paradidōmi, que puede tener el sentido de liberar, entregar,
renunciar, y aun traicionar. Así, Judas entregó a Jesús a los sacerdotes. Los
sacerdotes lo entregaron a Pilato. Pilato lo entregó a la voluntad de la
muchedumbre, y la muchedumbre lo entregó para ser crucificado.
Pero este es
solo el lado humano de la historia. Jesús
insistió en que su muerte fue un acto voluntario de su parte, y que él mismo se
había entregado a ella: ‘Nadie me la quita [mi vida], sino que yo de mí
mismo la pongo’ (Juan 10:18). Y en algunos pasajes reaparece el verbo paradidōmi. Por ejemplo, en la
referencia de Pablo al ‘Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo
por mí’. (Gálatas 2:20).
Con todo,
todavía queda una perspectiva más que debemos considerar, que es la acción de
Dios Padre al entregar a su Hijo a la muerte. Por ejemplo, se describe a Dios
como ‘El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros’ (Romanos 8:32).
Por último, hay
un pasaje donde se reúnen los aspectos divino y humano de la muerte de Jesús.
Pedro predicó: ‘a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado
conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos,
crucificándole’ (Hechos 2:23). Atribuye la muerte de Jesús en forma equilibrada
al propósito de Dios y a la maldad de los seres humanos; no hace ningún intento
por resolver la paradoja. Las dos afirmaciones son ciertas.
(Para continuar leyendo: Hechos 4:27–28)
JOHN STOTT - (Devocional “TODA LA BIBLIA EN UN
AÑO”)