“Entonces Pedro se acordó de las palabras que Jesús
le había dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces. Y
pensando en esto, lloraba.” Marcos 14:72
Camino a
Getsemaní Jesús había predicho que Pedro iba a negarlo. Pero el impetuoso Pedro
había rechazado con vehemencia la sola posibilidad: ‘¡Yo no te negaré, aunque
tenga que morir contigo!’ (v. 31- BLP). Sin embargo, hizo exactamente aquello
que había declarado que jamás haría.
Los cuatro
evangelistas registran la negación de Pedro, aunque no es tan sencillo armonizar
sus relatos. De todos modos, parece que cada provocación y cada negación fueron
más graves que la anterior. Todas tuvieron lugar en o cerca del patio de la
casa del sumo sacerdote. Podríamos resumirlas como sigue:
Primero, una
sirviente anónima acusó a Pedro de andar ‘con Jesús el nazareno’ (v. 67), pero Pedro dijo con firmeza que la muchacha
no sabía lo que estaba diciendo.
Segundo, otra
joven dijo de Pedro ‘Este es de ellos’, pero él juró que no era así.
Tercero, un
grupo de espectadores se acercó a Pedro y lo desafió de manera directa, diciéndole:
‘No cabe duda de que tú eres de los suyos, pues eres galileo’ (v. 70 - BLP).
Entonces Pedro empezó a maldecir y a blasfemar y (sugieren algunos comentaristas)
a maldecir a Jesús. En ese momento cantó un gallo, y Jesús miró directamente a
Pedro. Entonces Pedro recordó lo que Jesús le había dicho, se quebrantó y
lloró.
No debemos
relativizar la gravedad de las negaciones de Pedro. Pero tampoco debemos
subestimar la grandeza del perdón de Dios y su gracia transformadora. A su
debido momento Pedro fue restaurado y se convirtió en un líder firme como una
roca para la Iglesia naciente.
(Para continuar leyendo: Marcos 14:66–72)
JOHN STOTT - (Devocional “TODA LA BIBLIA EN UN
AÑO”)