“Condujeron a Jesús de casa de Caifás al palacio
del gobernador… tuvo que salir Pilato para preguntarles: ‘¿De qué acusáis a
este hombre?'” (Juan 18:28–29 – BLP)
Roma tenía una
reputación mundial por la justicia que se practicaba en sus cortes. La sesión
comenzó de manera acorde con esa reputación judicial. Pilato preguntó qué
acusaciones tenían en contra del prisionero. En respuesta, los líderes judíos
acusaron a Jesús de tres ofensas: ‘pervierte a la nación’, dijeron, además
prohíbe pagar los impuestos al César, y declara ser ‘Cristo, un rey’ (Lucas 23:2).
Las dos primeras acusaciones eran poco precisas, pero la tercera era una acusación
directa de traición. También despertó sospecha en Pilato, ya que el prisionero
no se veía como un rey. ¿Qué clase de rey era? Su reinado, explicó Jesús, era
el de dar testimonio de la verdad.
Uno de los
detalles notables en el relato de los evangelistas es la reiterada declaración de
la inocencia de Jesús que hizo Pilato. Después de la primera audiencia, dijo:
‘Ningún delito hallo en este hombre’. Luego, después de que Herodes se lo devolvió,
Pilato afirmó: ‘no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que
le acusáis. Y ni aun Herodes’ (Lucas 23:14–15). Y entonces, cuando la
muchedumbre reclamaba que lo crucificara, Pilato respondió: ‘Ningún delito
digno de muerte he hallado en él’ (Lucas 23:22). Entonces la esposa de Pilato
provocó un dramático desvío de la situación porque le envió el siguiente
mensaje: ‘No tengas nada que ver con ese justo’ (Mateo 27:19). La razón era que
ella había soñado con Jesús. Finalmente, Pilato tomó agua y se lavó las manos
ante la multitud, diciendo: ‘Inocente soy yo de la sangre de este justo’ (Mateo
27:24).
Es decir que en cinco ocasiones se registra que
Pilato declaró la inocencia de Jesús. Esto, por supuesto, era un acto
deliberado. Si bien el cristianismo era considerado una religión ilícita (religio illicita) en el imperio romano,
era importante declarar la inocencia de Jesús. Los evangelistas lo hicieron
citando nada menos que a Poncio Pilato, el procurador de la provincia romana de
Judea.
(Para continuar leyendo: Juan 18:28–38)
JOHN STOTT - (Devocional “TODA LA BIBLIA EN UN
AÑO”)