"Prosigo
a la meta, al premio..." Filipenses
3:14
El ser más pobre del mundo no es
alguien sin dinero, sino alguien que carece de una visión dada por Dios. La
visión demanda fe y compromiso. A menos que entiendas por qué merece la pena
luchar, te arriesgas a:
1) Pelear las batallas equivocadas.
2) Pelear en el momento menos apropiado.
3) Pelear cuando no deberías hacerlo.
4) Pelear porque necesitas ganar para
sentirte bien.
5) Pelear aunque la batalla esté perdida
pero tu orgullo no te deja aceptarlo. Lo más importante es estar centrado en la
meta que Dios te ha dado.
John Mason escribe: "Al diablo le
encanta que los humanos retrasen el cumplimiento de su destino". Si
Satanás no puede derrotarte inmediatamente tratará de distraerte con cosas sin
importancia, o impedir que te prepares llevándote a tomar malas decisiones. En
cualquier caso, él gana y tú pierdes.
El
hecho de que algo sea bueno no significa que sea apropiado para ti. Cuando tu agenda está llena de las
cosas que Dios ya te ha encomendado aprende a decir "no" a otras.
Cuando lo haces, te liberas de las expectativas de los demás y de la necesidad
de su aprobación. Recuerda también que un "no" no siempre quiere
decir "nunca"; a veces significa "todavía no". Cuando
abarcas demasiado, tu labor es mediocre y no eres efectivo en nada. Cuando tratas
de pelear en muchos frentes a la vez, te agotas y no tienes victoria en lo que
es fundamental. Pelear una batalla donde no hay botín es como echar agua a una
choza que está en llamas: a menos que la vida de alguien corra peligro no
merece la pena salvarla. Entonces, conserva tus energías para cuando tengas que
hacer algo verdaderamente significativo.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")