“¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Viviendo
conforme a tu palabra. Yo te busco con todo el corazón; no dejes que me desvíe
de tus mandamientos.” Salmos 119:9-10
Una y otra vez te hemos
hablado de la preciosa sangre de Cristo que limpia de todo pecado y de las
bendiciones que Jesús te trae cuando se convierte en tu Salvador. Pero también
estamos obligados a recordarles a todos ustedes, que profesan haber creído en
él y haberse convertido en sus discípulos, que no sólo deben tenerlo como su
Maestro y Señor sino que deben hacer cualquier cosa que él les ordene. La fe
debe obedecer a la voluntad del Salvador así como confiar en su gracia. Desde
el momento en que nos convertimos en cristianos, salvados por Cristo, nos
convertimos en sus siervos para obedecer todos sus mandamientos. Por lo tanto, nos corresponde escudriñar
las Escrituras para conocer cuál es la voluntad de nuestro Maestro. Ahí él
la ha escrito en letras claras y es un acto de desobediencia descuidar esta
búsqueda. Al rehusarnos conocer cuál es la voluntad del Señor, el pecado de
ignorancia se vuelve voluntarioso porque no usamos los medios mediante los
cuales pudiéramos recibir instrucción. Cada siervo de Cristo está obligado a
saber lo que tiene que hacer y entonces, cuando lo sepa, debe hacerlo de una
vez. El primer negocio del hombre cristiano es conocer la voluntad de Cristo y
el segundo, hacerla. Una vez aprendido esto, esa voluntad es la ley suprema del
cristiano no importa lo que parezca oponérsele.
(A través de la Biblia
en un año: Lucas 23-24)
CHARLES SPURGEON - (Dev. “A LOS PIES DEL MAESTRO”)
CHARLES SPURGEON - (Dev. “A LOS PIES DEL MAESTRO”)