"Había un hombre, cojo de nacimiento, que era
llevado... cada día a la puerta del templo..." Hechos 3:2
La Biblia
relata: "Éste, cuando vio a Pedro y a Juan... les rogaba que le dieran
limosna. Pero Pedro dijo: -No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en
el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Entonces lo tomó por la
mano derecha y lo levantó. Al instante se le afirmaron los pies y tobillos; y
saltando, se puso en pie y anduvo..." (Hechos 3:3-8).
Esta historia
hace surgir tres preguntas:
1) ¿Cuál es tu área débil? Es importante
que lo sepas, porque la debilidad en un área puede incidir negativamente en
otras. Este hombre no tenía fuerza en los tobillos, aunque el resto era normal.
Sin embargo, esa discapacidad le impedía vivir una vida feliz. Todos nos
debatimos con algo. "Las tentaciones que enfrentan en su vida no son
distintas de las que otros atraviesan" (1 Corintios 10:13 NTV).
2) ¿Cómo estás manejando esa debilidad? Este hombre
estaba a la puerta del templo pidiendo limosna. ¿Porque estás ahí? Tienes que
saberlo, antes de poder levantarte y moverte. No te quedes ahí; levántate y di:
'Así soy ahora, pero por la gracia de Dios llegaré a ser otro'.
3) ¿Qué estás esperando? ¿Una
"muleta" que te ayude a vivir con tu problema? ¿Una forma de evitar
hacer lo necesario para estar completo? Este hombre esperaba limosnas, no
sanidad. Pero las limosnas no te van a levantar, y lo que es peor, cuando sólo
te centras en lo que otros pueden hacer por ti, te perderás lo que Dios quiere
hacer. Por el poder de Dios, este hombre se levantó y caminó. Tú también haz lo
mismo.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


