jueves, 22 de enero de 2015

ASOLAS CON DIOS 21 enero

ASOLAS CON DIOS – JOHN MACARTHUR


Para los cristianos orar es como respirar. Usted no tiene que pensar para respirar porque la atmósfera que nos rodea ejerce presión sobre sus pulmones y lo fuerza a respirar. Por eso es más difícil aguantar la respiración que respirar. Asimismo, cuando usted nace en la familia de Dios, usted entra en una atmósfera espiritual en la que la presencia y la gracia de Dios ejercen presión o influencia sobre su vida. La oración es la respuesta normal a esa presión. Como creyentes, todos hemos entrado a la atmósfera divina para respirar el aire de la oración. Sólo entonces podremos sobrevivir a la oscuridad del mundo.

Desafortunadamente, muchos creyentes se aguantan la respiración espiritual por largo tiempo, pensando que breves momentos con Dios son suficientes para permitirles sobrevivir. Pero esa restricción en el consumo espiritual es causada por sus deseos pecaminosos. El hecho es que todo creyente debe estar continuamente en la presencia de Dios, respirando constantemente sus verdades para ser completamente funcional.

Debido a que para varios de nosotros, la sociedad es libre y próspera, es más fácil que los cristianos se sientan seguros presumiendo de la gracia de Dios que dependiendo de ella. Demasiados creyentes se quedan satisfechos con las bendiciones físicas y tienen muy poco deseo de las bendiciones espirituales. Al haberse vuelto tan dependientes de sus recursos físicos, sienten poca necesidad de los recursos espirituales. Cuando los programas, métodos y dinero producen resultados impresionantes, hay una inclinación a confundir el éxito humano con la bendición divina. Los cristianos pueden en realidad comportarse como humanistas practicantes, viviendo como si Dios no fuera necesario. Cuando esto sucede, el anhelo apasionado por Dios y el ansiar su ayuda harán falta, junto con el otorgamiento de su poder. A raíz de este peligro grande y común, Pablo instó a los creyentes a orar "en todo tiempo" (Efe. 6:18) y a perseverar "siempre en la oración" (Col. 4:2). La oración continua, persistente e incesante es parte esencial de la vida cristiana y fluye de la dependencia de Dios. (UN CORAZÓN CENTRADO EN DIOS – CAP. 1)










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