"...Serán ganados al observar la vida..." (1 Pedro 3:1-2 NTV)
Tener una misma fe es
el pegamento que hace que tu matrimonio siga unido en tiempos de pruebas. Pero
cuando uno de los cónyuges no es creyente, es más duro para el otro. Jesús dijo:
"...Lo que Dios juntó no lo separe el hombre" (Mateo 19:6).
Destaquemos las palabras "lo que Dios juntó". Toda relación que Dios
haya unido podrá mantenerse. Al hablar de una esposa cuyo marido había muerto
Pablo escribe: "...Ella queda libre para casarse con quien quiera, pero
solamente si ese hombre ama al Señor"
(1 Corintios 7:39 NTV). Cuando tu cónyuge no comparte tu fe, os
encontraréis cada uno tirando del extremo opuesto de la cuerda. Pablo pregunta:
"¿Cómo puede un creyente juntarse a un incrédulo?"(1 Corintios 6:15
parafraseado). Un antiguo predicador fue tajante: 'Cada vez que un hijo de Dios
se casa con un hijo del diablo, ¡el primero va a tener problemas con el
suegro!'
Ahora bien, eso no significa que no tengas que amar a tu
esposo/a no creyente. En realidad, tienes que amarlos más. Hablando de cónyuges
incrédulos, Pedro escribe: "...Si algunos de ellos no creen en la Palabra,
puedan ser ganados más por vuestro comportamiento que por vuestras palabras, al
observar vuestra conducta íntegra y respetuosa" (1 Pedro 3:1-2 CST).
Existe la medicina preventiva y la medicina correctiva. Cuando Pablo nos insta
a no casarnos con un no creyente, está usando la medicina preventiva. Cuando
Pedro habla de vivir con un incrédulo y ganarlo para Cristo con tu amor y tu
estilo de vida, está usando la medicina correctiva. En cualquier caso,
solamente hay una cosa que garantiza el éxito: "Sólo el amor vive para
siempre..." (1 Corintios 13:8 TLA). Por lo tanto ¡lucha por tu matrimonio!
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


