“Ustedes han visto todo lo que el Señor su Dios ha hecho con
todas aquellas naciones a favor de ustedes, pues él peleó las batallas por
ustedes. Yo repartí por sorteo, como herencia de sus tribus, tanto las tierras
de las naciones que aún quedan como las de aquellas que ya han sido
conquistadas, entre el río Jordán y el mar Mediterráneo.” Josué 23:3-4
Se cometen muchos
errores con respecto a las promesas de Dios. Algunos piensan que si Dios está
con ellos, no tendrán que hacer nada. Pero para Josué no fue así. Él y sus
tropas tuvieron que matar a todo amorreo, hitita y heveo que cayó en la
batalla. Él tuvo que luchar y usar su espada tanto como si no hubiera habido
ningún Dios.
Lo mejor y lo más sabio
que se puede hacer en el mundo es trabajar como si todo dependiera de uno y
luego confiar en Dios, sabiendo que todo depende de él. Él no nos fallará, pero
no por eso vamos a cruzarnos de brazos y quedarnos sentados. Él no nos abandonará, pero no por eso vamos
a subir a acostarnos y esperar que nuestro pan diario nos caiga en la boca.
Dios no consiente nuestra haraganería y cualquier hombre que espere salir
adelante en este mundo con cualquier cosa buena sin trabajo, es un tonto. Lanza
toda tu alma al servicio de Dios y luego recibirás la bendición de Dios si estás
descansando en él. Oliver Cromwell tenía una perspectiva con sentido común
acerca de esta verdad. «Confía en Dios», decía él mientras iban a la batalla,
«pero prepárate para la lucha». Y lo mismo debemos hacer nosotros.
(A través de la Biblia
en un año: Ezequiel 37-40)
CHARLES SPURGEON - (Devocional “A los Pies del Maestro”)


