“Por eso, el Señor mismo les dará una señal: La joven
concebirá y dará a luz un hijo, y lo llamará Emanuel.” Isaías 7:14
«Dios con nosotros»: él
no ha perdido ese nombre. Jesús tuvo ese nombre en la tierra y lo tiene ahora
en el cielo. Él es ahora «Dios con nosotros». Creyente, él es Dios contigo,
para protegerte; tú no estás solo porque el Salvador está contigo. Colócame en
el desierto donde no crece la vegetación y todavía puedo decir: «Dios con
nosotros». Colócame en el océano tempestuoso y deja que mi barco baile
perdidamente en las olas y todavía diré: «Emanuel, Dios con nosotros». Súbeme
en un rayo de sol y déjame volar más allá del mar occidental y todavía diré:
«Dios con nosotros». Deja que mi cuerpo se zambulla en las profundidades del
océano y déjame esconderme en sus cavernas y no obstante, como hijo de Dios, yo
podría decir: «Dios con nosotros». Sí, y en la tumba, durmiendo allí en
corrupción, todavía puedo ver las huellas de Jesús, él anduvo por el camino de
todo su pueblo y todavía su nombre es «Dios con nosotros».
Pero para conocer este nombre más dulcemente, debes
conocerlo mediante la enseñanza del Espíritu Santo. ¿Ha estado Dios con
nosotros esta mañana? ¿De qué vale venir a la capilla si Dios no está aquí? Lo
mismo sería quedarnos en casa si no tenemos visitas de Jesucristo, y sin dudas
podemos venir, y venir y venir con regularidad cada vez que esa puerta gira
sobre sus bisagras. Es inútil a menos que esté «Dios con nosotros» mediante la
influencia del Espíritu Santo. A menos que el Espíritu Santo tome las cosas de
Cristo y las aplique a nuestro corazón, no será «Dios con nosotros».
(A través de la Biblia
en un año: Sofonías 1-3)
CHARLES SPURGEON - (Devocional “A los Pies del Maestro”)


