"...los predestinó para que fuesen hechos conformes a
la imagen de su hijo..." Romanos
8:29
Los sondeos demuestran
que muchos de nosotros no nos gustamos. Una encuesta entre estudiantes
universitarios confirmó que más del 50 por ciento no se aceptaba, siendo la
mayor causa del descontento su aspecto físico. 'Tengo la nariz demasiado larga.
O los ojos demasiado pequeños. Soy muy gordo aquí; muy delgado ahí. Soy
demasiado alto, o demasiado bajo. Tengo pecas'. Y la industria cosmética está
lista para oscurecer la piel, aclararla, acentuar algo o cubrirlo, a fin de
vendernos una imagen que nos agrade. Es bueno mejorar algún aspecto físico,
pero no con el fin de que eso te confiera identidad y valía. Así es cómo Dios
ve el asunto: "¿Acaso discute la olla de barro con su hacedor? ¿Reprocha
el barro al que le da forma diciéndole: "¡Detente, lo estás haciendo
mal!" ¿Exclama la olla: "¡Qué torpe eres!"? (Isaías 45:9 NTV).
Eres una creación
personal de Dios. Y Él no se equivoca,
no se le pasa por alto ningún detalle ni deja nada inconcluso. Tienes que
aceptarte porque Él te creó, te redimió y te aprueba. En estos días estamos
bombardeado por los medios de comunicación con imágenes de personas cuya
apariencia externa es perfecta, con el mensaje subyacente de que tenemos que
ser como ellos si queremos lograr algo en la vida. Pero Pablo dice: "No
nos atrevemos a igualarnos ni a compararnos con algunos que tanto se
recomiendan a sí mismos. Al medirse con su propia medida y compararse unos con
otros, no saben lo que hacen" (2 Corintios 10:12 NVI). El Dios que te hizo
como eres tiene un plan para perfeccionarte. Ya eres aceptable, aunque no seas
perfecto. Estás predestinado para ser hecho conforme a Su Hijo. Eres una obra
en curso.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY"


