"...nos hizo aceptos en el Amado" Efesios 1:6
No hay dolor más grande
que el causado por el rechazo, ni felicidad más grande que la que da la
aprobación; lo cual explica por qué algunos hacen lo imposible para evitar el
rechazo y ganar aceptación. Lo bueno es que con Dios ya has sido aceptado. J.
B. Phillips traduce Efesios 1:6 de esta manera: "Dios nos ha aceptado en
el amor eterno que tiene a Su Hijo" Y eso no es únicamente para aquellos
que parecen merecerlo gracias a su buen historial moral y a sus buenas obras;
es para todo hijo de Dios, con todo su bagaje. Cromwell encargó una vez un
retrato. El pintor, buscando congraciarse con Cromwell lo retrató sin sus
imperfecciones obvias. El primero se encolerizó: 'Te dije que me pintaras a mí,
hombre, a mí, con verrugas y todo'. Tú eres aceptado por Dios, "con
verrugas y todo".
Pero tengamos en cuenta
lo siguiente:
1) La aceptación de Dios no es lo mismo que su aprobación. Él acepta a los
pecadores pero nunca puede aprobar nuestro pecado. De hecho, el regalo de su
aceptación debería ser nuestra mayor motivación para renunciar al pecado y
buscar agradarle (Tito 2:11-12).
2) La aceptación de Dios es incondicional. No dice: 'Serás
aceptado cuando te comportes bien'. En palabras de Jeremías: "¿Podrá
cambiar... el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer el
bien, estando habituados a hacer lo malo?" (Jeremías 13:23). La aceptación
de Dios tiene que ser incondicional, porque es imposible que la merezcamos.
3) La aceptación de Dios es gracias a los méritos de Jesús. Eres aceptado en el
Amado. El lisiado y maldito Mefiboset
fue recibido por David por la relación de éste con su querido amigo
Jonatán, padre del joven (2 Samuel 9). Mientras Dios acepte a Jesús y tú confíes en Él serás aceptado también.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY"


