“No dirás... falso testimonio” Éxodo 20:16
El noveno mandamiento
dice: “No dirás contra tu prójimo falso testimonio”. ¿Por qué mentimos? Por
miles de motivos: para eludir las consecuencias de nuestros actos, para evitar
cumplir con nuestro deber, para dar una falsa imagen o para hacer creer a los
demás algo que no somos. Sin embargo, no
funciona, ya que el tiempo y la verdad sacan a la luz los trapos sucios,
literalmente.
En 1996, el cuerpo de
un antiguo embajador estadounidense en Suiza fue enterrado en el cementerio
nacional de Arlington, donde descansan los héroes de guerra estadounidenses. La
lápida de granito decía “S1C U.S. Merchant Marine” (Oficial de Primera de la
marina mercante), pero según un reportaje de los periodistas Don Van Natta Jr. y
Elaine Sciolin publicado en el New York Times, los empleados del cementerio
quitaron la lápida y exhumaron el ataúd en 1997. ¿Por qué? Porque el hombre
había mentido. Durante años había asegurado que había servido en el buque
guardacostas Horace Bushnell durante la Segunda Guerra Mundial y que los
alemanes habían bombardeado con torpedos el barco y él había sido arrojado por
la borda, sufriendo daños en la cabeza.
No obstante, las
pruebas escritas demostraron que en los años en que él aseguró haber estado en
la marina mercante, en realidad había sido alumno del Wilbur Wright College en
Chicago. El buque guardacostas no tenía constancia de que él hubiera servido en
la marina mercante ni de que hubiera ascendido al rango de Oficial de Primera
de la Marina estadounidense. Curiosamente no se había descubierto su mentira
cuando el Departamento del Estado investigó su trasfondo y fue nombrado
embajador. Por consiguiente, sus restos se enterraron en el cementerio de
Arlington y su lápida tenía gravada una mentira. Pero la verdad salió a la luz,
como ocurre siempre, y la posteridad ya conoce los hechos. Acuérdate de eso la
próxima vez que tengas la tentación de inventarte
cualquier historia que no sea verdad.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


