ESCUCHE A QUIEN ESCUCHA A DIOS
Por A.W. Tozer
Si mientras escuchamos un sermón hayamos una verdadera joya, de verdad
debemos considerarnos altamente recompensados por el tiempo que hayamos
invertido.
Descubrí una sola joya en el transcurso de un sermón que escuché hace algún
tiempo. Del sermón obtuve una sola oración valiosa, y nada más, pero era tan
excepcionalmente buena que lamento no recordar quién fue el predicador, para
darle el crédito. Esto es lo que dijo: “No
escuche a ningún hombre que falle en escuchar a Dios”.
En un grupo de diez personas al menos nueve están seguras de creer que
ellas están calificadas y capacitadas para ofrecer buenos consejos. No hay otro
campo de interés en los humanos donde hay tanta gente lista para ofrecer
asesoría como sobre moral y religión. Y aun así, es en este campo donde la
persona común y corriente está menos capacitada para hablar con sabiduría y es
capaz de causar el mayor daño cuando habla. Por esta razón deberíamos darnos el
lujo de elegir con el mayor cuidado a nuestros consejeros. Esta selección inevitablemente
va acompañada de la idea de rechazo.
David advirtió contra el consejo de los impíos, y la historia de la Biblia da
ejemplos de hombres quienes fallaron en sus vidas por tomar el consejo
equivocado. Roboham por ejemplo
escuchó a otros hombres que no escuchaban a Dios y como consecuencia el futuro
de todo Israel fue afectado adversamente. El consejo de Ahitofel fue cosa mala y añadió mucha iniquidad a Absalón. Ningún hombre tiene la razón
como para ofrecer consejo si primero no ha escuchado a Dios hablar. El hombre
que no está presto para oír y seguir el consejo del Señor no está listo para
aconsejar a otros. La verdadera
sabiduría moral debe siempre ser un eco de la voz de Dios. La única luz
segura en nuestro camino es la luz que refleja a Cristo, la luz del mundo.
Es especialmente importante que los jóvenes aprendan quien es un consejero
verdadero. Al haber pasado poco tiempo en el mundo, no tienen mucha experiencia
y deben recurrir a otros por asesoría. Si ellos lo saben o no, todos los días
aceptan opiniones de otros y las adoptan en su propia vida. Aquellos que
presumen a voces su independencia tomaron de alguien la idea que la
independencia es una virtud, y su impaciencia para ser individualistas es el
resultado de la influencia de otros. Son lo que son por el consejo de quien
siguieron.
Esta regla de solo
seguir a quienes primero han escuchado a Dios nos salvará de la trampa. Todos los proyectos religiosos deberían ser probados así. En esta época de
inusual actividad religiosa debemos guardar la calma y prepararnos. Antes de
seguir a cualquier hombre deberíamos buscar el aceite en su frente. No estamos
bajo obligación espiritual de ayudar a un hombre en su actividad si ésta no
está marcada por la Cruz. Ninguna apelación a nuestros sentimientos y
simpatías, ni historias tristes y patéticas, ni cuadros horribles, ni películas
espantosas debieran movernos a invertir nuestro dinero o nuestro tiempo en
esquemas promovidos por personas que están muy ocupadas para escuchar a Dios.
Dios tiene todavía sus hombres escogidos y, sin excepción alguna, son
buenos oyentes que prestan atención y escuchan bien. Pueden oír cuando el Señor habla. Con toda seguridad y confianza
podemos escuchar a dichos hombres y no a otros.
(Texto extraído del libro “La Raíz
de los justos” - Aiden Wilson Tozer)
https://verdaderavida.wordpress.com/2011/07/13/escuche-a-quien-escucha-a-dios-a-w-tozer/
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