CÓMO LA ENFERMEDAD HACE BIEN
A LOS HOMBRES
Por J.C. Ryle
Quizás encuentre sorprendente el hecho de que la enfermedad nos pueda
hacer un bien. Muchas personas nunca
consideran esto. Ellos ven solo el sufrimiento y el dolor y no ven el bien en
ningún sentido. Ahora, estoy de acuerdo que si no existiera el pecado en el
mundo, sería imposible que la enfermedad hiciera algún bien a los hombres. No
había enfermedad en el mundo perfecto que Dios creó en el principio. Pero Dios
en su sabiduría la ha permitido desde la caída del hombre y es tanto una
bendición como una maldición. Dios es capaz de usar nuestro dolor y sufrimiento
temporales para lograr un bien más alto en nuestra mente, nuestra conciencia y
nuestra alma, un bien eterno.

b. La enfermedad ayuda al hombre a
pensar seriamente acerca de Dios. Mucha gente, mientras tiene salud, escoge olvidarse de Dios
y de su relación con Él. La enfermedad les recuerda que algún día tendrán que
enfrentarse con Él.
c. La enfermedad ayuda a cambiar
nuestra perspectiva de la vida. Muchas personas nunca piensan en ninguna otra cosa que no
sea su propia felicidad en este mundo. Un periodo prolongado de enfermedad
puede cambiar su forma de valorar las cosas que antes consideraban como muy
importantes. Por ejemplo, el hombre que ama el dinero puede aprender que el
dinero no le puede consolar cuando está enfermo.
d. La enfermedad ayuda a humillarnos. Todos somos orgullosos por
naturaleza. Buscamos a alguien que podamos criticar y hacer menos. Pero la
enfermedad nos muestra nuestra debilidad. Ella viene a los ricos y a los
pobres, a los famosos y a los desconocidos, y nos coloca a todos en el mismo
nivel.
e. La enfermedad nos ayuda a probar
nuestro cristianismo.
Nos ayuda a aprender si nuestro cristianismo es real o no, si está edificado o
no sobre un fundamento sólido. Muchas personas no están edificando sobre un fundamento
sólido, y un tiempo de enfermedad puede hacerles ver que su “cristianismo” no
les trae ningún consuelo en la hora de prueba.
No digo que la enfermedad siempre beneficia a todas las personas en
estas maneras. ¡Al contrario! Muchos experimentan la enfermedad, y su
subsecuente comportamiento demuestra que no aprendieron nada de ella. Sus corazones están endurecidos y la
enfermedad no les hace ningún bien. Pero hay muchas personas a quienes Dios
ha hecho que su enfermedad les sea una bendición. Dios la ha usado para
hablarles, y conducirles a buscar a Cristo. Entonces, nunca debemos quejarnos
de nuestra enfermedad. Si reaccionamos correctamente ante ella, nos puede hacer
mucho bien.
(Fragmento tomado del libro “Caminado
con Dios”, de J.C. Ryle)