"...Me quedé postrado ante él esos cuarenta días y
cuarenta noches" (Deuteronomio 9:25
NVI)
Cierto predicador tenía
la costumbre de escribir sus sermones, palabra por palabra. La técnica
funcionaba bien, hasta que un domingo se halló en el púlpito sin sus notas. Se
dirigió a la congregación y dijo: 'Me he olvidado las notas esta mañana, así
que tendré que orar y depender del Señor. Pero para el servicio de la tarde
vendré mejor preparado'. Es una historia graciosa, pero no tanto cuando sabemos
que es la realidad en muchos casos. Pastor, tal vez impresiones a la
congregación con tu elocuencia por un tiempo, pero ésta solamente será
transformada cuando tus palabras estén inspiradas por el Espíritu Santo. La
capacidad de cambiar los corazones no tiene nada que ver con tus destrezas o tu
grado, entonces no caigas en esa trampa del ego, porque si no, te apagarás como
si fueras un petardo mojado.
Estudia la vida de
Jesucristo. Antes de elegir a sus
discípulos, de caminar sobre el agua o de alimentar a las multitudes, pasó
horas en oración. Así que para poder elegir a las personas adecuadas,
alimentar a tu rebaño los domingos por la mañana o "caminar sobre las
aguas" y emprender grandes cosas para Dios, tienes que preparar tu corazón
y no solamente tu mensaje. Si crees que tienes "don de gentes", eso
es bueno, pero no podrás decir nada que cambie a las personas a menos de que lo
hayas escuchado de parte de Dios. O tal vez pienses que tienes dotes
administrativas y eres alguien a quien le gustan los proyectos. Con todo y eso,
a menos de que pases tiempo con Dios te involucrarás en cosas que no deberías y
de las que te será difícil salir. Dijo Moisés: "Como el Señor había dicho
que los destruiría, yo me quedé postrado ante Él esos cuarenta días y cuarenta
noches" (Deuteronomio 9:25 NVI). ¿Cuál fue el desenlace? Que Dios no
solamente salvó a la nación sino que también la bendijo. Por lo tanto, pastor o
predicador, prepara tu corazón.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


