“Tráigame acá al
muchacho.” Mateo 17:17
El Señor Jesús prescribió la oración y el ayuno como medios para unirnos
a un poder más grande que somos llamados a poseer. Y la iglesia de Dios sería
mucho más fuerte para luchar con esta era maligna si acogiera más estos medios.
La oración nos une al cielo; el ayuno nos separa de la tierra. La oración nos
lleva a la casa de banquetes de Dios; el
ayuno nos libera de nuestro afecto por el pan que perece. Cuando los creyentes
llegan a los niveles más altos de vigor espiritual, entonces están en
capacidad, de echar fuera demonios por el Espíritu Santo que obra en sus vidas
y que de otro modo se reirían de ellos con desdén. Pero a pesar de todo,
siempre existirán esas dificultades como montañas que requieren la intervención
y ayuda directa del Maestro.
Permítame suplicarle que recuerde que Jesucristo todavía está vivo. Esta
es una verdad muy sencilla pero necesitamos que se nos recuerde constantemente.
A menudo estimamos el poder de la iglesia mirando el poder de sus ministros y
sus miembros, pero su poder no radica en ellos sino en el Espíritu Santo y en
el Salvador que vive para siempre. Jesús está tan vivo y activo hoy como
cuando aquel padre angustiado y ansioso le llevó a su hijo. Nosotros no
tenemos el poder para realizar milagros ni naturales ni espirituales. Pero
Cristo sí tiene el poder de obrar cualquier tipo de prodigio, todavía puede
está deseoso de efectuar milagros espirituales. Yo me deleito pensando en mi
Cristo vivo a quien le puedo llevar cada dificultad que le ocurre a mi alma o
la de otras personas.
Recuerde también que Jesús vive en una posición de autoridad. Todo el
infierno confiesa la majestad de su poder y el esplendor de su deidad. No
existe demonio, por fuerte o poderoso que sea, que no tiemble ante Él. Y Jesús
es el Señor de los corazones y de las conciencias. No existe, no puede existir,
un caso que sea demasiado difícil para Él. ¿Es Cristo incapaz de salvar, o
existen enfermedades tan difíciles que el gran Médico no pueda curar? ¡Jamás
puede ocurrir! ¿Cristo superado por Satanás y el pecado? ¡Imposible! Él rompe los cerrojos y las
puertas de hierro y pone los cautivos en libertad.
ORACIÓN. Mi Señor Jesucristo, Tú eres más grande que cualquier cosa que yo tenga
que enfrentar en mi vida. Me arrojo a tus brazos y vivo por tu misericordia.
Amén.
CHARLES SPURGEON -
(Devocional diario "LA
ORACIÓN ")


