"Vosotros sois como piedras vivas, con las cuales se
está edificando una casa espiritual..." (1 Pedro 2:5 CST)
No vamos a la iglesia,
¡somos la iglesia! Si nos reuniéramos para alabar a Dios en el aparcamiento,
seguiríamos siendo la iglesia. Considera el templo de Salomón. Fue planeado por
David el padre, construido por Salomón el hijo y en su dedicación inundado por
el Espíritu Santo. Veamos tres formas en las que tu iglesia es como el templo
de Salomón:
1) Fue construido en tierra redimida. El monte Moriá, donde
estaba ubicado el templo de Salomón, es el lugar donde Abraham tomó a su hijo
Isaac para ofrecerlo como sacrificio. ¿Y sabes qué? Dos mil años más tarde Dios
llevó a Su hijo Unigénito a esa misma montaña para que muriera por nuestros
pecados. Como dijo G. D. Boardman: "La Cruz es la única escalera lo suficientemente
larga para alcanzar el umbral del cielo".
2) Fue el edificio más majestuoso nunca construido. Fue edificado con
piedras preparadas de antemano. Fueron primero lavadas, talladas y luego
colocadas. Y ésa es nuestra historia ¿verdad? "Vosotros sois como piedras
vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual... para ofrecer
sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo" (1 Pedro
2:5 CST)
3) Los materiales del templo procedían de muchos países. Nosotros no somos
salvados por raza sino por gracia. No es la sangre que corre por nuestras venas
la que nos salva; es la sangre que fluyó por las venas de Cristo la que nos
hace justos y aceptos ante Dios. Hay dos frases únicas que describen el templo
(la casa) de Salomón: "magnífica por su excelencia" (1 Crónicas
22:5); "magnífica, gloriosa y reconocida en el mundo entero" (v. 5
NTV). Así es como Dios ve a su iglesia y tú también deberías verla así.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")