PERMANECIENDO CENTRADOS EN EL
EVANGELIO
Por J. D. Greear
“Amado Señor sólo te pido tres cosas…” Se que esto suena como una
oración no tan centrada, pero sí hay tres cosas que oro a Dios cada mañana que
me ayudan a comenzar mi día centrado en el evangelio.
No ofrezco esto como una fórmula o mantra, sino como una manera práctica
de vivir una vida centrada en el evangelio. (¡Yo me he dado cuenta que es más
fácil abrazar una teología centrada en el evangelio que vivir una vida centrada
en el evangelio!) Abrazar estos principios cada mañana, aplica el evangelio en mi
corazón, ayudándome a someter mis ídolos, a contrarrestar mi tendencia a la
auto-justicia y a crecer en la gracia de Dios. Suficiente introducción. Aquí
están las tres cosas que oro:
1. LA GRACIA Y AMOR INMERECIDOS.
“Dios, ya que estoy en Cristo sé que
no hay nada que pueda hacer hoy para que tú me ames más, y nada que haya hecho
hará que tú me ames menos.”
Como dijo Martín Lutero, el modo defectuoso del corazón humano es la
“religión”. Aún después de que hemos sido convertidos, nuestros corazones
tienden a irse hacia las obras de auto-justicia a menos que continuamente las
pongamos en el evangelio. Esta oración me ayuda a recordar lo que Dios ha hecho
en mí, por su gracia, en Cristo. De acuerdo a Juan 17, Dios me ama ahora tanto como el ama a Jesús. ¡Wow! En esta
base, la opinión que puedo agregar o quitar acerca de su amor llega a ser
absurda.
2. LA SUFICIENCIA DEL
GOZO EN CRISTO.
“Dios, tu presencia y tu aprobación
es todo lo que yo necesito para tener hoy alegría.”
Esta oración me ayuda en mi batalla contra mi inclinación natural a la
idolatría. Juan Calvino describió el corazón humano como una “perpetua fábrica
de ídolos”. “Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y sirviendo a
los seres creados antes que al Creador” (Rom.
1.25). Convertimos cualquier cosa en que encontramos placer en un ídolo,
buscando en este nuestra felicidad en lugar de en Dios. Esta declaración me
ayuda a recordar que no necesito la alabanza de los hombres, la bendición
económica, el éxito, o aún la “felicidad” para tener alegría.
3. DESCANSANDO EN LA BONDAD DE DIOS.
“Dios, todas las cosas que el
evangelio me dice acerca de tus intenciones para mi vida son VERDAD.”
En el evangelio, Dios me muestra que sus intenciones para mi son
bendición, no maldición; esperanza, no desesperación, y resurrección y no
muerte. Esto cambia completamente la manera en que me acerco a Él cada día. Me
doy cuenta que los planes de Dios por mí, mi familia y mi ministerio son buenos
más allá aun de mi más descabellada exageración. El cielo es literalmente el
límite (Salmo 103) en la salvación que el desea trabajar en y a través de mi.
Esto me ayuda a, en palabras de Guillermo Carey, “espera grandes cosas de Dios,
y entonces intenta grandes cosas para Dios.”
Permanece a través de la Meditación. Meditar en estas tres cosas me permite salir de casa
“permaneciendo” en Cristo, el cual es, como Jesús dijo, la manera de dar fruto
abundante. La meditación, aunque es un arte perdido entre los cristianos, es
esencial para vivir centrados en el evangelio. Esta es diferente de la
meditación oriental, donde pones en blanco tu mente de todo. La meditación
bíblica es en las promesas de Dios, las cuales traen la presencia de Dios a
nuestras vidas.